Colisión – @Innestesia

Me miras por primera vez y quiero que sean todas las otras veces. Me miras, despistado, y un aura de insólita irrealidad nos rodea en este tren tan lleno de personas y tan vacío de gente.

Te miro y ya no quiero huir. Me miras y quiero quedarme. A tu próxima sonrisa, al siguiente baile, al resto de tu vida. A sentir que existes cerca de mí. Por un instante, eres mi lugar en el mundo. Una certeza entre todas las dudas. Una mirada que ya no es sólo mirada, una mirada que ahora es todo lo demás.

Te descubro en este beso tan lleno de pestañas y sonrisas. Lo que fuimos, por separado, antes de este instante. Lo que somos, mientras se distorsiona la vida a nuestro alrededor. Lo que seremos, si salimos vivos de aquí. Dos planetas que colisionan a toda velocidad. Ya no quiero huir.

Te miro un segundo, dos segundos. Uno, dos. Al tercero ya quiero ser parte de ti. Te miro y veo en tus ojos los libros, las películas. Suenan, sin querer, al compás de tu pestañeo, todas esas canciones que hablaban de ti. Quiero quedarme.

Te miro y comienzas a existir. Como una metáfora que se vuelve real. Así te veo. Una figura literaria que toma forma, la poesía que respira al otro lado. El libro disfrazado de persona con el que he tenido la suerte de tropezar. Te miro la boca que aún no habla y te miro los ojos que no callan. Extraño, qué bonita forma de revolucionarme la ciudad.

Me miras, valiente, y no te apartas. Transparente y lúcido en todos tus gestos. Limpio y afilado en lo que dices sin palabras. Nos miramos y me pierdo en la violencia de tu verdad tranquila, te miro como si tus ojos fueran la madriguera del conejo. “Alicia, qué tonta” y me lanzo a tus pupilas. Me miras y quiero quedarme. Te miro y ya no quiero huir.

Rendida ante una mirada sin punto final

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