Revista Cine
Director: Michael Mann
Parece que este par de días he estado encadenando recuerdos, y ya que ayer estábamos con un taxista particularmente habilidoso para meterse en problemas, hoy haremos lo mismo, esta vez de la mano de Michael Mann y una de sus mejores películas. Me refiero a "Collateral", con Jamie Foxx (que en realidad se llama Eric Marlon Bishop) y Tom Cruise, película que vi por primera vez, si calculo bien, cuando tenía unos 12 o 13 años, y que he vuelto a ver cuantas veces me la encuentro en el cable, y vaya que la repiten en el cable. Y aunque me la he repetido un montón de veces, nunca deja de gustarme y fascinarme, y creo que nunca dejará de hacerlo. Pensé que ya era hora de comentarla en este blog, aprovechando que estamos visitando aquellas películas vistas mucho antes de que este aislado rincón fuera una tímida idea...
Jamie Foxx es un taxista tranquilo y responsable que debe sortear una noche de pesadilla cuando Tom Cruise, que es un asesino a sueldo, lo "recluta" para transportarlo por toda la ciudad mientras va aniquilando personas. Habrá mucho tiempo para pensar, y otro tanto para actuar.
Es bastante paradójica la situación que propone y posteriormente desarrolla la premisa argumental de "Collateral": Jamie Foxx es un taxista que ya lleva 12 años trabajando en lo mismo, aunque él lo ve como algo temporal, una etapa intermedia hacia el sueño de tener un negocio propio. Pero dar ese gran paso es, a su vez, un gran riesgo, y uno no tarda en darse cuenta de que Foxx es un taxista atrapado en la rutina y cercado tanto por miedos como por valores morales propios o ajenos, pero convertidos en ciega costumbre. Tom Cruise es todo lo contrario, la antítesis del taxista, no sólo porque se gana la vida matando gente sino que también porque tiene una cosmovisión nihilista y feroz, inconformista, una personalidad imprevisible y algo indómita, además de una curiosa manera de ver y justificar sus actos... y eso que él igualmente está atrapado. Ninguno aprecia al otro, pues ambos representan ideales que niegan sus existencias; son enemigos por algo mucho más profundo que por mandatos narrativos convencionales: su antagonismo es más bien existencial, filosófico. Ahora bien, ¿qué es lo tan paradójico? Que el implacable asesino de Cruise, justamente, hace que el taxista de Foxx despierte y se sacuda el pesado polvo de la rutina más alevosa; en otras palabras, le da la llave a una nueva vida. Un análisis más detallado y simbólico hasta podría decir que Cruise es un aspecto reprimido de la personalidad de Foxx, tan reprimido que ya no podía seguir encarcelado y por eso explota como explota. Perdonen la comparación, pero es como lo que pasa en "Irene, yo y mi otro yo" (¿?). Ahora podemos compartir unas risas, si quieren...
Si "Collateral" fuera una película estrictamente comercial y convencional, al final habría un epílogo en donde vemos al Jamie Foxx de después de la infernal noche que logró sortear, es decir, un hombre renovado, inaugurando el tan soñado negocio de la mano de una triunfante Jada Pinkett Smith. Pero tal epílogo no existe y ello demuestra que, ante todo, "Collateral" no es una película cuyo elemento primordial sea la resolución de su argumento (quedarán preguntas sin responder y flancos abiertos, y no molestan en lo absoluto pues no son el quid del film) como el tratamiento moral y humano de su crudo y violento relato, así dicho en palabras simples. El relato, preciso y conciso (pero complejo y profundo, denso y reflexivo), se centra en la relación que surge entre el taxista y el asesino, y la película entera es este fascinante y vibrante duelo de personalidades, códigos de honor, etc., que no pueden escapar al trágico destino que los consume y hunde en tal espiral de violencia. Esto no quita que su relato esté magníficamente escrito, por supuesto, ni que sus personajes sean desgarradoramente reales, de carne y hueso, o que sus diálogos sean memorables y sublimes, al hueso... Una película muy bien hecha, redonda, qué duda cabe.
"Collateral" exuda dolor y cansancio, una especie de hartazgo, en cualquier caso una sensación más o menos indescriptible propiciada por una situación límite, una experiencia de carácter definitivo, una atmósfera agobiante y certera. En mi opinión, el visionado se queda grabado con fuerza en la retina y deja un gran impacto en el espíritu. Y es que además la película está ejecutada impecable y libremente (muy libre, se nota) por Michael Mann, con una estética entre sucia y elegante, como una balada urbana o un blues urbano... En cualquier caso es un thriller electrizante, y si no me creen esperen a ver la hipnótica secuencia del Club Fever, si bien antes de ello también hay mucho de donde elegir, como la de los coyotes. Bueno, en fin, "Collateral" es una excelente película y a mí me encanta. Si mañana la dan en la tele me pongo a verla, y que venga alguien a impedírmelo...