Por decirlo de alguna manera, esta semana se va a caracterizar por el de la colleja echada a perder, o la colleja que nunca fue. Esa colleja honoris causa que sabes que no puedes dar, no debes, pero que te haría tremendamente feliz.
Salvando todas las distancias, y que se me entienda, por favor, este vecino del mundo está convencido de que hay personas que vienen a este mundo metiendo el dedo en el ojo hoy sí y mañana también, porque son tan listos que tienen explicaciones para todo, especialmente para salvar su trasero, sin importar implicar a quien se le cruce por el camino.
Esta semana hemos podido ver a todo un ministro, el Señor Cristóbal Montoro, en la arena mediática, que es donde se maneja bien, repartiendo mamporros, dialécticos naturalmente, a diestro y siniestro, con tal de defender a la mano que le da de comer, aunque esté desorientado, porque en el fondo, le damos de comer nosotros. Que el déficit público se sobrepasó en diez mil millones, no hay problema, la culpa es las autonomías, y lo que más me ha dolido personalmente, de los enfermos de hepatitis por tener que pagar sus medicamentos.
Hay personas, e incluso entidades, como el club de mis amores, Real Sociedad (http://patxipe.blogspot.com.es/2016/03/el-caballero-de-la-mano-en-el-pecho.html), que parece que se concentran más en defenderse, que en cumplir su trabajo. Y el Señor Montoro nunca tiene la culpa de nada, hace unos tres años, la culpa era de famosos actores españoles que no pagaban impuestos. Podría también decir que a parte de ese dinero que se ha perdido, presuntamente, por el camino entre sobre y sobre, también podía haber hablado de esos dineros que se pagan para que gente de su partido viva, por ejemplo, en París, con todo pagado porque siguen representando a España en el extranjero, en apartamentos de lujo, muy por encima de nuestras posibilidades…
Hay cosas que realmente ofenden, y lo de los enfermos de hepatitis ha sido un golpe bajo, en un terreno, en el de poner el ventilador para repartir porquerías, por no decir “mierda”, en el que cada vez se están ampliando, tristemente, los límites.
Hay gente que tiene suerte, el Señor Montoro, y el gobierno al que representa, incluidos, porque lo que les sale bien sirve para ponerse medallas, y lo que no, la culpa es de la herencia adquirida, o del que pasaba por allí.
Lo dicho, Señor Montoro, esta semana me siento frustrado por esa colleja que nunca le podré dar, pero que se la entrego “honoris causa”, mediante este post, y bajo la sombra de aquella señora, Margarita Landi, que siempre contó menos de lo que supo.
*FOTO: DE LA RED