Revista Cultura y Ocio

Collins siempre

Publicado el 14 julio 2014 por Elinfiernodebarbusse

Collins siempre

Wilkie Collins fotografiado en 1865


Este señor de barba generosa y ajustados anteojos es Wilkie Collins. El señor Barbusse, que prepara su partida para Inglaterra en pos, entre otros asuntos, de la estela personal y literaria de Collins por distintos barrios londinenses -ese es el motivo de que les escriba yo- guarda una especial devoción, admiración y cariño por este autor. 

Collins siempre

Tras el rastro de Collins

La fijación del señor Barbusse por Collins viene, según tengo entendido, de antaño, cuando él era un adolescente ávido de lecturas enjundiosas de crimen y misterio que transcurriesen o estuviesen ambientadas en Londres y alrededores. Por lo que he podido llegar a saber, su madre, la del señor Barbusse, le regaló La dama de blanco por su nosécuantosperopocos cumpleaños y le fascinó de tal manera el arte de narrar del señor Collins que se devoró el libro -bastante extenso, por cierto- en menos días que dedos exhibe una mano. Según anota en su diario personal inédito, al que he tenido acceso dada mi condición de secretario y albacea personal, La dama de blanco le dejó "como poseído por un ansia irrefrenable o, más bien, por una necesidad fisiológica de inyectar en vena más historias de Collins", por lo que su reacción inmediata fue la de recorrer diferentes establecimientos dedicados a la venta de libros para conseguir otras obras surgidas de la mano del escritor. "Lo quería leer todo de él, y todo lo que había escrito me parecía poco", escribe Barbusse en la hoja 37bis de su diario. Así es cómo llegó a adquirir, con su por aquel entonces escaso presupuesto monetario propio, La piedra lunar ("en la única edición disponible en aquellos días, la de Montesinos; aún no se había publicado la impecable de Alba editorial"), Armadale (cuya lectura dice no haberle dejado del todo satisfecho), Basil, El secreto de SarahDoble engaño, El hotel encantado y otros títulos (el listado es prolijo, no quiero cansarles con citas innecesarias). 

Collins siempre

Dos reliquias de la biblioteca de mi representado

A su biblioteca se sumaron, años más tarde, Marido y mujer, con la que confiesa haberse "divertido mucho", y Sin nombre, libro sobre el que no he encontrado ninguna alusión textual en su diario. Sí, no obstante, lo que parecen ser cinco asteriscos o estrellitas dibujadas, en color rojo, junto al título de la obra, y que sería lógico suponer que se trata de una simbología de carácter claramente valorativo.
Al final de la entrada dedicada a Collins, Barbusse anota en la hoja 38 recto de su diario: "Convivir -esa es la palabra- con un libro de Collins obliga a declinar cualquier invitación de actividad que no sea la de la exclusiva y entregada dedicación a su lectura. Así que conviene anunciar a familiares, amigos y conocidos esta tarea como si se tratase de unas vacaciones, un viaje o un retiro preventivo del mundanal ruido". Junto a esta nota hay, además, una posdata, de añadido más reciente, si juzgamos por la frescura de la tinta con que ha sido escrita: "La trilogía básica de este grandioso talento y que ningún lector con sano juicio debería perderse estaría compuesta por las inolvidables La piedra [i.e. La piedra lunar], Sin nombre y La dama [i.e. La dama de blanco], estando esta última -justamente mi preferida- necesitada de una nueva edición con una traducción a su altura (ojalá Alba se decida, lo merece el libro y la editorial, ambas; insistiré)". 
Collins siempre
Collins siempre

Finalmente, he recibido esta misma mañana un wassap de Barbusse que -siguiendo instrucciones- les transcribo a continuación: "Duvenand, querido amigo, no se olvide de incluir en el texto que prepara para El infierno la noticia de que acaba de aparecer en Cátedra una nueva edición (aunque no traducción) de La sotana negra, novela de Wilkie Collins que aun no he leído, pero de la que he oído buenas y animosas consideraciones. Conviene  no perder la pista. Collins siempre. Un saludo."
Atte. les saluda,
Monsieur Duvenand,
secretario-albacea de Monsieur Barbusse.

Volver a la Portada de Logo Paperblog