La bahía de Colliure
Colliure, musa de artistas.
A veces el destino dibuja círculos. Hace un mes estaba recorriendo las calles de Soria, la ciudad donde Machado conoció a Leonor y tan solo dos semanas después, casualidades de la vida, me encontraba a 600 kilómetros, en Colliure, frente a la tumba del escritor.
Este pueblo costero permanecerá siempre vinculado a la figura de Machado, pero también a la de grandes pintores que encontraron en sus calles y en su luz la inspiración necesaria para sus trazos.
Machado y La Retirada
Machado llegó a Colliure exiliado. Su periplo –involuntario- había comenzado tres años antes, con la Guerra Civil: de Madrid a Valencia, de Valencia a Barcelona, de Barcelona, tras unos días por Cataluña, a los Pirineos Orientales. Cruzó la frontera la noche del 27 al 28 de enero de 1939 y una vez en Francia, en vez de viajar hacia París, tomó un tren dirección a Perpiñán. No llegaron hasta allí. Machado, su madre, el hermano y su mujer, bajaron en la estación de Colliure y se alojaron en el pequeño hotel Quintana. Menos de un mes después el escritor fallecía. Su madre, Ana Ruiz, lo acompañó tres días después.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.Antonio Machado.
La historia de Machado forma parte de una gran historia, la de medio millón de exiliados españoles que cruzaron la frontera francesa tras la guerra civil, en un éxodo que se conoce como La Retirada y que multiplicó la población del departamento de los Pirineos Orientales, en Francia. La mayoría de estas personas vivieron en condiciones terribles en campos de concentración improvisados como el de Argelès-sur-Mer o Saint-Cyprien. El panorama del escritor era algo mejor. Los personajes ilustres que huían de las garras franquistas contaban con ayuda, sin embargo, Machado declinó ir a París y, ya enfermo, buscó otro tipo de refugio donde pasar sus últimos días.
El hotelito donde vivió Machado en Colliure.
La tumba de Machado en Colliure
Colliure, musa de artistas.
Es imposible hablar de Colliure y no mencionar a Antonio Machado. Pero no ha sido el único habitante ilustre del pueblo, ni mucho menos. Matisse, Derain o Chagall encontraron inspiración en la luz, los tejados y el puerto. Y Colliure se convirtió en un punto de encuentro para artistas. Por ejemplo, aquí se conocieron Picasso y el escritor inglés Patrick O’Brian. Años después, este último publicaría una biografía del pintor malagueño.
Pintura de Matisse en Colliure (1905)
Hoy, Colliure, sigue siendo lugar de inspiración
¿Qué inspiró a los pintores?
Poner el pie en Colliure es sucumbir a su encanto. Todo es bonito, el enclave, marítimo y montañoso, y el pueblo.
Colliure está situado en una bahía rodeada de monumentos: la iglesia de Notre Dame des Anges con su campanario, el Castillo de los reyes de Mallorca, la atalaya, el viejo molino, la capilla de san Vicente en medio del agua… Si nos alejamos unos metros del mar, y comenzamos a subir, nos metemos de lleno en el antiguo barrio de pescadores con sus callejuelas y sus casas de colores, pintadas por Matisse y Derain. En nuestro paseo, encontraremos algunas reproducciones de las obras de estos artistas. Pertenecen a la “senda del fovismo” y nos acercan a las creaciones de estos pintores, al igual que el Museo de Arte Contemporáneo de Colliure.
A todo este patrimonio, se suman sus paisajes y la naturaleza. La que se ve y la que permanece debajo del agua, ya que Coillure forma parte del Parque Natural Marino del Golfo de León, un parque natural creado en 2011 y que protege 100 kilómetros de litoral mediterráneo.
La iglesia de Notre Dame des Anges
Capilla de San Vicente
Barrio de pescadores
Barrio de pescadores
Barrio de pescadores
El castillo de Colliure
Soria y Colliure, ciudades hermanadas.
Soria y Colliure no tienen demasiado que ver sin embargo, están vinculadas. En Soria, el poeta vivió su gran amor pero también el dolor de la pérdida de su esposa, Colliure fue testigo de la muerte del escritor. Y estas dos ciudades, separadas por 600 kilómetros, permanecen hermanadas por la vida y la muerte de Machado. El círculo se cierra.
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