Se los llevaron engañados. Cerca de 190 jóvenes de Ciudad Bolívar y Soacha en Cundinamarca fueron subidos a camiones con la falsa promesa de que se irían a trabajar en fincas, de que podrían salir de la situación de pobreza en la que se encontraban.
Aparecieron asesinados después en Ocaña (Norte de Santander); con uniformes de guerrilleros, con botas de caucho, nuevas. Y aparecieron en los registros como dados de baja en el combate. Ninguno de ellos tenía lazos con el conflicto armado colombiano.
Esos 190 casos desataron el escándalo. La Fiscalía General de la Nación habla de 2.248 casos que fueron pasados a la JEP. Hoy todavía hay muchas incertidumbres, muchas dudas sobre cuál es la verdad alrededor de estos sucesos ¿Cuál fue el determinador? ¿Qué hubo detrás de los incentivos que el Ejército buscaba darle a los comandantes a través de condecoraciones, de vacaciones, de incentivos para que la guerra contra la insurgencia tuviera esos resultados?
Los mal llamados ‘falsos positivos’ son ejecuciones extrajudiciales y siguen siendo una de las grandes vergüenzas en la historia de Colombia, en la historia de la Humanidad, pero generadas desde Colombia.
La verdad es lo que piden las familias de estos, no solamente 190 jóvenes de Soacha y Ciudad Bolívar, sino de todos los casos. Todos los colombianos debemos presionar para que haya verdad y para que haya reparación a estas familias.
Nota: Esta videocolumna fue publicada originalmente en Noticias RCN el 22 de septiembre de 2020.
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