Revista Opinión
Lamentablemente, la voluntad de importar cosas no se limita a baratijas y festividades pavotas como Halloween y San Patricio, corremos el riesgo de que también se extienda a debates que por el momento nos resultaban ajenos.Por increible que parezca, en un diario de Buenos Aires, se publicó la opinión del epistemólogo don JUAN TORRES que quiere incluir a la Argentina dentro del selecto grupo formado por teocracias retrógadas y algunos de los estados de USA -únicos lugares donde se propicia la enseñanza del diseño inteligente-en los primeros como la única verdad revelada y en los últimos como una alternativa valida a la teoría de la evolución.
¡Que disparate! He leido gran cantidad de notas relativas al intento de hacer pasar al diseño inteligente como una teoría científica en lugar del refrito teológico que es, pero siempre evité opinar al respecto porque me parecía un debate entre extranjeros, propiciado allá lejos por minorías ultrareligiosas, pero me equivoqué: El creacionismo “científico” ya está acá, atacando no solo desde el púlpito sino también mediante la difusión masiva de sus premisas en un diario de gran circulación en Argentina. Curiosamente, los argumentos esgrimidos por Torres para justificar la enseñanza del diseño inteligente son algunos avances genéricos de la física y de la química -sobre los que no aporta especificación alguna- y el pobre estatus que él le asigna a la evolución que aparentemente estaría “… jaqueada por teorías alternativas, como las lideradas por L. Margulis o S. Kaufmann”
¡Menuda confusión! Lynn Margulis es una bióloga evolucionista premiada -y felicitada por un titán del ateismo como R. Dawkins- y S. Kaufmann es un bioquímico que demostró como “fenómenos biológicos básicos … son resultados altamente probables de la variación aleatoria en redes químicas y genéticas” y sus teorías, refuerzan a quienes hoy intentan, explicar la vida desde un “soporte físico cuántico, emergentista y no reduccionista”. ¡Resulta al menos controversial que quién afirma que ciertos fenómenos vitales y la aparición de la complejidad pueden obtenerse de redes bioquímicas -un sustento material- ya sea en forma aleatoria, o emergente, sea presentado como un defensor del diseño inteligente, como si de tales hipótesis surgiera la necesidad de un plan o de un diseñador!
Afortunadamente hubo muchas respuestas ante tantos desatinos -acá pueden ver la brindada en el mismo medio por el biólogo Diego Golombek-y por otra parte, aún sin ser experto, se puede verificar la evolución como hecho evidente y medible a través de la observación de las poblaciones de bacterias y microorganismos que desarrollan rasgos nuevos -como la resistencia a determinados fármacos- en pocos meses o años. En nombre de principios como “apertura de mente”, el “no prejuzgar” o “evitar sacralizar conceptos” o “buscar la verdad” aparecen quienes pretenden vendernos teorías pseudo científicas tan desacreditadas que ni siquiera el Vaticano osa rescatar, pero Noticias Falsas estará siempre alerta.
El plan divino
¡Que disparate! He leido gran cantidad de notas relativas al intento de hacer pasar al diseño inteligente como una teoría científica en lugar del refrito teológico que es, pero siempre evité opinar al respecto porque me parecía un debate entre extranjeros, propiciado allá lejos por minorías ultrareligiosas, pero me equivoqué: El creacionismo “científico” ya está acá, atacando no solo desde el púlpito sino también mediante la difusión masiva de sus premisas en un diario de gran circulación en Argentina. Curiosamente, los argumentos esgrimidos por Torres para justificar la enseñanza del diseño inteligente son algunos avances genéricos de la física y de la química -sobre los que no aporta especificación alguna- y el pobre estatus que él le asigna a la evolución que aparentemente estaría “… jaqueada por teorías alternativas, como las lideradas por L. Margulis o S. Kaufmann”
¡Menuda confusión! Lynn Margulis es una bióloga evolucionista premiada -y felicitada por un titán del ateismo como R. Dawkins- y S. Kaufmann es un bioquímico que demostró como “fenómenos biológicos básicos … son resultados altamente probables de la variación aleatoria en redes químicas y genéticas” y sus teorías, refuerzan a quienes hoy intentan, explicar la vida desde un “soporte físico cuántico, emergentista y no reduccionista”. ¡Resulta al menos controversial que quién afirma que ciertos fenómenos vitales y la aparición de la complejidad pueden obtenerse de redes bioquímicas -un sustento material- ya sea en forma aleatoria, o emergente, sea presentado como un defensor del diseño inteligente, como si de tales hipótesis surgiera la necesidad de un plan o de un diseñador!
Afortunadamente hubo muchas respuestas ante tantos desatinos -acá pueden ver la brindada en el mismo medio por el biólogo Diego Golombek-y por otra parte, aún sin ser experto, se puede verificar la evolución como hecho evidente y medible a través de la observación de las poblaciones de bacterias y microorganismos que desarrollan rasgos nuevos -como la resistencia a determinados fármacos- en pocos meses o años. En nombre de principios como “apertura de mente”, el “no prejuzgar” o “evitar sacralizar conceptos” o “buscar la verdad” aparecen quienes pretenden vendernos teorías pseudo científicas tan desacreditadas que ni siquiera el Vaticano osa rescatar, pero Noticias Falsas estará siempre alerta.
El plan divino