- “ La prensa gustaba de publicitar la fantasía de la plantación feliz y el esclavo que cantaba y bailaba y quería a su amo. A la gente gustaban estas historias y políticamente resultaban útiles dado el enfrentamiento con los Estados norteños y el movimiento antiesclavista.”
-“Una plantación era una plantación; podías pensar que tus desgracias eran particulares, pero el auténtico horror radicaba en su universalidad.”
- “ El esclavista había pedido algodón Sea Island para sus tierras, pero mezcladas entre sus semillas llegaron también las de la violencia y la muerte, un cultivo que crece rápido. Los blancos tenían motivos para estar asustados. Un día la sangre derrumbaria el sistema.”
Me puse a buscar dicha novela y a recabar información sobre su autor. Sobre el novelista supe que se trata de un afroamericano nacido en 1969 en Nueva York. Que se formó en la Universidad de Harvard y que muy pronto comenzó a hacer colaboraciones en revistas escribiendo sobre películas, libros, música y televisión. A gran velocidad se hizo asiduo a los Premios literarios siendo finalista en 1999 del PEN/Hemingway por su primera novela y del Pullitzer por "John Henry Days", su segunda publicación. Desde ese momento estaba claro que Whitehead se haría acreedor de múltiples distinciones con sus obras de ficción. Mientras iba cuajando una sólida y exitosa popularmente carrera literaria (su novela distópica "Zona Uno" fue superventas en USA durante varias semanas) el escritor no dejó -no ha dejado, más bien- de publicar artículos, reseñas y relatos de ficción en prestigiosas publicaciones estadounidenses como The New Yorker, The New York Times, New Yok Magazine, etc.
Mi búsqueda en bibliotecas de "Los chicos de la Níckel", el libro promocionado por Ana Blanco, fue infructuosa. Aún no ha llegado a sus anaqueles. Sí vi sin embargo otros títulos suyos: "Zona Uno", 2011; "El coloso de Nueva York", 2003; "El ferrocarril subterráneo", 2017; y "La intuicionista", 1999. De los cuatro me llamó especialmente la atención "El ferrocarril subterráneo" al haber sido distinguido ese año con el Pullitzer, algo que también le ha ocurrido con "Los chicos de la Níckel" en 2020 y que seguramente era el motivo que justificó su aparición en el telediario. Caramba, me dije, dos Pullitzer seguidos; dado que no está el último leeré el anterior.
Como es normal antes de hacerme con el libro me fijé en el asunto que trataba la ficción: la lucha contra la esclavitud en la Norteamérica del siglo XIX, especialmente durante su primera mitad. Esto aún me inclinó más a esta lectura dado que no hacía mucho -concretamente durante el mes de marzo pasado- había leído con gusto por mi parte "Lincoln en el Bardo", novela de George Saunders [tengo reseña hecha en mi blog] que tocaba muy directamente el tema de la abolición de la esclavitud declarada en plena Guerra de Secesión por parte del presidente estadounidense Abraham Lincoln. Sí, estaba claro, leería "El ferrocarril subterráneo".
Mi comentarioSinopsis (dada por la propia editorial)Cora es una joven esclava de una plantación de algodón en Georgia. Abandonada por su madre, vive sometida a la crueldad de sus amos. Cuando César, un joven de Virginia, le habla del ferrocarril subterráneo, ambos deciden iniciar una arriesgada huida hacia el Norte para conseguir la libertad. El ferrocarril subterráneo convierte en realidad una fábula de la época e imagina una verdadera red de estaciones clandestinas unidas por raíles subterráneos que cruzan el país. En su huida, Cora recorrerá los diferentes estados, y en cada parada se encontrará un mundo completamente diferente, mientras acumula decepciones en el transcurso de una bajada a los infiernos de la condición humana... Aun así, también habrá destellos de humanidad que le harán mantener la esperanza.
Cora nació en la plantación algodonera de los Randall. Es hija de Mabel y nieta de Ajarry. No ha conocido jamás la libertad. Desaparecidas de su vida su madre y su abuela, Cora toma conciencia de su soledad y decide aferrarse a lo único que su madre antes de fugarse le dejó, una ínfima parcela de 3 metros cuadrados donde cultiva verduras y hortalizas. Cuando Blake, un esclavo recién llegado a la propiedad de los hermanos Randall, decide instalar la caseta del perro sobre ese terruño Cora se encorajina y con un hacha destruye la caseta. Todos piensan que está loca y como tal la confinan en la Cabaña de Hob, una especie de lazareto dentro de la plantación donde radican a las mujeres lelas, retrasadas o tullidas. Cora está encariñada con las mujeres de Hob, con Sybil , con Evelyn y con algunos de los niños que, inocentes, corretean por la plantación a la espera sin saberlo del primer latigazo que les propine Connolly, el salvaje capataz que disfruta haciendo surcos en las espaldas de los esclavos con el 'gato de las nueve colas'.
De vez en cuando la "magnanimidad" de los blancos permitía que los negros celebrasen fiestas que ellos muchas veces interrumpían y, borrachos, trocaban en orgías de sangre y castigos. Así fue como Caesar, un esclavo venido del norte se fijó en Cora cuando ella defendió del látigo a un niño que había manchado sin querer a Terrance Randall. Caesar propondrá a Cora escaparse igual que hiciera cuando ella era pequeña su madre Mabel. Remisa al principio, sin embargo pronto aceptará la propuesta y una noche iniciarán la gran aventura que les llevará a contactar con toda una serie de personas blancas y de color implicadas en la causa abolicionista que forman parte de una organización clandestina denominada 'El ferrocarril subterráneo'.
Los participantes en este ferrocarril (jefes de estación, maquinistas, guardagujas...) son muchos: los blancos Fletcher y Lumbly en Georgia y Carolina del Sur, el matrimonio blanco formado por Martin y Ethel en Carolina del Norte, los negros Royal, Justin y Red en Tennessee, etc. Y frente a ellos, de antagonistas, toda la sociedad sureña que disfruta realizando fiestas los viernes en los que cuelgan en la denominada Senda de la Libertad a los esclavos fugados y a quienes, blancos o negros, hayan colaborado en su huida. Los linchamientos están a la orden del día porque para mantener ese injusto sistema legal sólo existe el miedo. Dentro de este grupo de mantenedores del statu quo están los cazadores de esclavos, cazarrecompensas que viven de su captura y entrega a sus amos legales. Destaca Arnold Ridgeway el cazanegros, y su socio Tom Bird que fracasaron en la captura de Mabel, la madre de Cora, razón por la que cuando ésta huye Ridgeway se toma su captura como un reto personal. El cazanegros va acompañado ahora por Homer, un niño negro manumitido por él mismo, y Boseman, un buscavidas que había trabajado de todo hasta entrar en la banda y que se distingue por lucir un collar de orejas humanas que ganó al indio Strong una noche de juego.
La novela se centra en un caso particular, el de los esclavos negros y la lucha por su liberación, pero lo trasciende y cuando se lee estamos 'viendo' luchas similares habidas en otros momentos de la historia. Así las fugas de los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial o las realizadas del Gulag soviético e incluso las protagonizadas en nuestro país durante los años duros del Franquismo se me pasaban por la cabeza durante la lectura.
Cuando una anécdota particular se eleva a categoría universal es signo inequívoco de que estamos ante una obra de arte indiscutible. Naturalmente esto tiene que tener el acompañamiento formal adecuado. ¿Sucede tal cosa en esta novela? Pues sí, siendo además uno de los motivos que propician su grata lectura. En términos generales la novela es una gran metáfora de la Resistencia ante la opresión y de la lucha por la Libertad y dignidad del ser humano. Colson Whitehead toma el lenguaje codificado a base de términos propios del ámbito ferroviario que utilizaban para comunicarse los miembros de la organización que era el Ferrocarril Subterráneo en su literalidad y fabula como si tal creación mental hubiese sido verdad.
Cualquier lector avisado -sobre todo si es norteamericano- conoce el significado del Ferrocarril Subterráneo y de los términos a él asociados (estaciones, andenes, maquinistas, máquinas de vapor, jefes de estación, etc.). Y pese a ello el novelista logra transfundir en el lector una sensación de verosimilitud traspasada de poeticidad. Un escondrijo en el suelo al que se accede a través de una trampilla para llegar a un túnel excavado y unas vías que se pierden en la oscuridad. Las preguntas que hace Cora y que como lectores también nos hacemos es el de quiénes lo han construido, cómo se ha hecho, a dónde conduce... Y las respuestas no pueden venir más que de mano de la fe en los otros y en la ilusión por el futuro. Lumbly, uno de los jefes de estación con los que topan Caesar y Cora en su escapada, se lo dice claramente a ambos cuando incrédulos en el andén aguardan la llegada del tren:
“Si queréis saber de qué va este país, siempre digo lo mismo, tenéis que viajar en tren. Mirad afuera mientras avanzáis a toda velocidad y descubriréis el verdadero rostro de América.”Esta frase es reiterativa a lo largo del relato y esconde la clave para la intelección del mismo. Dentro de la inmensa alegoría que es la novela el tren es el ansia de libertad de cada persona que no debe de frenarse jamás sino avanzar pese a los impedimentos externos (leyes injusta en diversos Estados, segregación racial, castigos...) para así construir la Nación.
Cora en su viaje hacia la Libertad pasa por diferentes Estados, contacta con diversas personas, pierde a un buen número de ellas, deberá luchar contra unos y otros así como confiar en algunos y siempre deberá mantener viva su ilusión por reencontrarse consigo misma como persona y cuando lo logre -si es que lo logra- colaborar para que otros también alcancen ese objetivo. En su deambular por el país son innumerables los personajes que aparecen, todos ellos muy bien construidos. Es una gozada leer la novela por el inmenso abanico de seres humanos que presenta.
La novela se construye en capítulos alternados los titulados con el nombre de un personaje importante (Ethel, Ajarry, Mabel, Caesar...) con los encabezados con el nombre del Estado por donde se encuentran en ese momento los fugitivos (Tennessee, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Indiana...). Los capítulos, aunque muestran la historia de Cora en un sentido lineal de avance temporal, sirven también para dar noticia de los antecedentes de este o aquel personaje que gira alrededor o tuvo alguna relación con ella (Mabel, Caesar, Ridgeway, Royal...) de manera que Whitehead no deja cabos sueltos que puedan perturbar la comprensión del lector.
El núcleo de la historia sucede durante los años que van de 1830 a 1860, años en los que el Ferrocarril Subterráneo tuvo su momento álgido de actividad coincidente con el avance de la abolición de la esclavitud en varios Estados norteños que se anticiparon a la abolición total de la misma para todo el país dictada por el presidente Abraham Lincoln tras el término de la Guerra de Secesión en 1865. En el último capítulo Amanda, hija de Mingo, un personaje importante en la Granja de John Valentine donde se refugia Cora durante su estancia en Tennessee, hablará muchos años después de sucedida la historia de Cora de la Gran Guerra europea que está teniendo lugar en ese momento con estas palabras:
El conflicto europeo era terrible y violento, le contó a su marinero, pero discrepaba del nombre. La Gran Guerra siempre había sido entre los blancos y los negros. Y siempre lo seríaEsta frase de Amanda desgraciadamente es de una terrible actualidad como bien se sigue comprobando hoy día en los abusos policiales sobre población negra con frecuente resultado de muerte. El conflicto racial en USA a pesar de los años transcurridos desde la abolición de la esclavitud sigue aún muy vivo. Es una realidad penosa. Quizás en el éxito de esta novela haya tenido mucho que ver la persistencia del conflicto.
"El ferrocarril subterráneo" rápidamente, se dijo, tendría versión cinematográfica que dirigiría Berry Jenkins, un director negro especializado en filmar problemas típicos de la población afroamericana . Puesto a buscar la película por internet sólo he podido descubrir la existencia de una serie televisiva de once episodios que aún no ha llegado a nuestro país. De la película de Berry Jenkins nada de nada por ahora. Me tuve que conformar con volver a ver "Moonlight" película de 2016 que se alzó con el Oscar a la mejor película en la edición de 2017. Desde luego si este director finalmente filmara la adaptación de la novela estoy convencido de que hará un buen producto pues "Moonlight" de la que no voy a hablar aquí es un filme magnífico y que desde ya os lo recomiendo si es que aún no la habéis visto o como me ocurrió a mí no la recordáis dado el tiempo transcurrido desde el momento de su estreno.
¿Conocíais a Colson Whitehead y habéis leído alguno de sus títulos?