Miguel Ángel Pérez Pirela.
Me hace gracia ver a una oposición alebrestada, pensando que dentro de muy poco será gobierno. Lo hemos dicho en reiteradas ocasiones: el triunfalismo opositor es inversamente proporcional a sus victorias políticas.Esta semana a la derecha venezolana se le vio el bojote: no está tan bien, fuerte y unida como se vende a través de sus medios.
Comencemos.
Primero que todo los voceros de la derecha salieron en defensa de la intención manifiesta de Colombia de aliarse a la OTAN. Esta postura no sólo es antipatriota, como se ha dicho hasta la saciedad, sino más aún suicida.
Avalar que nuestros vecinos, después de la instalación de bases militares gringas, ahora se alíen con la coalición militar más poderosa del mundo, es simplemente una locura. Tendremos a la vuelta de la esquina una potencia de fuego inusitada apuntándonos y con el dedo en el gatillo.
La oposición, en un acto de irresponsabilidad histórico, no sólo aplaude la solicitud del gobierno de Colombia, sino que critica al presidente Maduro por oponerse de forma contundente a semejante plan. Pareciera que a la derecha se le olvida por momentos que estamos parados sobre las reservas de hidrocarburos más grandes del mundo.
Pero ese no ha sido el único desacierto opositor en los últimos días. Para seguir con el culebrón de los audios y vídeos que Rendón le aconsejó a Capriles poner en práctica para desestabilizar al gobierno, sacaron del baúl de los recuerdos a Juan Carlos Caldera.
Lo hicieron con un nuevo audio, que no sólo no tuvo el impacto esperado, ni siquiera mediáticamente, sino que además dio aún más pruebas de la culpabilidad del diputado y los escándalos de corrupción dentro de la oposición.
Entonces, el audio de Caldera fue un bumerán contraproducente, pues lanzó a la palestra pública, todavía con más fuerza, otros casos de corrupción silenciados por los medios privados como los de Mardo, Pablo Pérez, Vivas, y hasta el mismo padre de Capriles.
Así como en una ocasión el bicandidato derrotado envió a Caldera a matraquear para después echarlo a los leones, ahora lo manda a mostrar un audio que, insisto, lo único de demuestra es su inminente culpabilidad.
Quien se quiera creer el cuento de una oposición que está en su mejor momento, que se lo crea: a los ultimísimos hechos me remito.