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*JUAN MARTORANO
Sin duda como lo dijo el Guerrilero Heroico, Ernesto “Ché” Guevara La Serna: “A riesgo de parecer ridículo, el revolucionario está movido por grandes sentimientos de amor”. Y justamente es el amor el que cambió lo que tenía pensado escribir hoy y el contacto con afectos es lo que me ha inspirado las líneas que les presento a continuación.
Indudablemente una de las cosas que tenía pensado escribir se enmarca dentro de los 141 días que restan para las elecciones presidenciales en mi país y los 70 aniversario del Comandante Chávez. Pero eso lo dejo para la próxima entrega.
Hoy es el día, 8 de marzo, de la Mujer Trabajadora. Pero hasta ahí el pensamiento hegemónico y colonial nos ha manipulado.
Generalmente en esta fecha se acostumbra a felicitar a las mujeres, hacerles regalos y toda una serie de actividades y homenajes. Pero el insurgente Comandante Chávez, y esa historia disruptiva y no hegemónica nos cuenta cosas que medios y textos no solo nos ocultaron, sino que hasta manpularon a conveniencia.
Esto porque hoy no hay motivos para celebrar ni para felicitar a las mujeres. Por la sencilla razón de que hoy no es un día para celebrar sino para conmemorar, para recordar el por qué hablamos de un Día de la Mujer Trabajadora.
Declararse feminista es mucho más que colocar a un grupo de mujeres en cargos públicos o que tengan derecho a votar, por sólo citar dos ejemplos de la modernidad. Muchas veces son las propias mujeres las que reproducen el pensamiento patriarcal y machista porque no hay dominación más perfecta que en el momento en que el oprimido u oprimida adopta y piensa como el sector que los explota y domina, de los opresores.
Sería interesante preguntarle a muchas mujeres si conocen la razón por la que se “celebra” el Día Internacional de la Mujer, que ahora los de pensamiento insurgente hemos colocado el adjetivo de “Trabajadora”.
Como una contribución a la cultura general y para que a aquellas que no lo saben no lo olviden más nunca, quiero colocar la razón por la que recordamos está fecha. Se los expresa con humildad una persona que paulatinamente está asumiendo una masculinidad deconstruida y no hegemónica. Y en este camino tendría motivos para agradecer a muchas, pero en mi mente, además de mis hermanas, sobrinas y madre, se me viene a la mente Isaloren Quintero, Olga Mendoza, Alicia Romero, la doctora Marisol Olmeta, Yuraní Godoy…
La historia más extendida sobre la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. También se reconoce como antecedente a las manifestaciones protagonizadas por obreras textiles el 8 de marzo de 1957, también en Nueva York.
Si la máquina del tiempo existiera, podríamos ver a Celia o a Elisa, junto con sus compañeras de fábrica, caminando por las calles de Nueva York a fines del invierno de 1857. Era una época en la que cada vez más mujeres se incorporaban a la producción, especialmente en la rama textil, donde eran mayoría absoluta. Pero las extenuantes jornadas de más de 12 horas a cambio de salarios miserables sublevaron a las obreras de una fábrica textil neoyorquina que salieron a reclamar por sus derechos. Era el 8 de marzo y las manifestantes fueron atacadas por la policía.
Pero no fue la primera ni la última vez que las obreras textiles se movilizaban. Medio siglo más tarde, en marzo de 1908, 15.000 obreras marcharon por la misma ciudad al grito de «¡Pan y rosas!», sintetizando en esta consigna sus demandas por aumento de salario y por mejores condiciones de vida. Y, al año siguiente – también en marzo -, mas de 140 mujeres jóvenes murieron calcinadas en la fábrica textil donde trabajaban encerradas en condiciones inhumanas.
Fue finalmente en 1910, durante un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas, que la alemana Clara Zetkin (foto izquierda) propuso que se estableciera el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, en homenaje a aquellas que llevaron adelante las primeras acciones de mujeres trabajadoras organizadas contra la explotación capitalista.
En resumen, mal podemos felicitar y celebrar un día cuando se asesinó a mujeres que por exigir mejor trato los patronos las encerraron con cadenas y candados y las quemaron vivas cuales brujas. Y el pensamiento dominante y colonial nos vendió que «fue accidente» y que además hay que felicitar a los que hicieron esa gracia y a las sacrificadas porque por eso ustedes tienen mejores derechos. Eso es falsear la historia.
Como me lo expresó esa guerrera feminista, Isaloren Quintero, hoy recordamos a las mujeres que caminaron antes y dejaron un legado de Derechos y la fuerza para seguir luchando por los que faltan. Y que comprendamos que la lucha continúa.
Hoy 8 de marzo, los hombres que impulsamos la masculinidad deconstruida con conciencia de género no debemos decir ni decimos a nuestras compañeras “Feliz Día” sino que nos levantamos y decidimos luchar junto a ellas para que tengan los mismos derechos que tenemos nosotros.
Porque vaya que Bolívar lo dijo en su momento: “La mujer no está por debajo ni es igual que nosotros, sino que es superior…”. Y es totalmente cierto.
¡Honor y gloria a las mujeres que ofrendaron su vida por mejores derechos para sus congéneres!
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tuiteras Socialistas. , [email protected], [email protected] , [email protected] , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano.
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