*JUAN MARTORANO
En fecha 4 de agosto de los corrientes, en la edición 49 de esta columna, escribí y hasta alerté de como a través de la denominada “educación sexual integral” pretenden abrir un frente de ataque en contra del Gobierno Bolivariano. Dicha nota fue tan interesante e importante, y no tanto porque yo lo exprese sino por lo que ocurrió luego de la publicación del mismo.
Al día siguiente, en mi correo electrónico, recibí un correo de respuesta de una mujer de nombre Bernabella González, o por lo menos así aparece identificada en el mensaje que recibí. Esta persona, mujer, me saludo cordialmente, y opino sobre la nota en cuestión, algo que, en lo personal, agradezco profundamente.
Y lo bueno no es que haya manifestado que estaba de acuerdo en todo lo allí planteado, sino que destaco y tomo nota en los puntos en los que esta lectora manifestó su desacuerdo. Por los argumentos empleados y conocimiento sobre el tema, los respeto y me ha motivado a realizar esta columna como aporte a un debate necesario, así como otros muchos que deben darse en el país.
En su mensaje, Bernabella me hizo los siguientes planteamientos:
1.- Citando la columna, transcribió el siguiente fragmento: «Importante es señalar que la Educación Integral Sexual no debe ser confundida con la ideología de género que confunde conceptos como sexo, género y enfoque de género considerando que el término sexo, –que sólo se refiere a características biológicas–, es todo lo que se necesita para entender la estructura social, sus jerarquías y las divisiones entre lo masculino y lo femenino».
Indica Bernabella que, así como reconozco que hay grupos conservadores que están instrumentalizando la educación para atacar agendas progresistas, me indicó que no existe «la ideología de género», al menos no en la forma que es denunciada por la derecha religiosa y la alt-right (además de ciertas izquierdas reaccionarias). En lo que discrepó respetuosamente de Bernabella es al emplear el término “izquierda reaccionaria”. Para mí la izquierda o es izquierda o sencillamente es derecha o de pensamiento conservador. En dado caso, podríamos debatir sobre ciertos dogmatismos dentro de la izquierda, que eso sería otra cosa.
Bernabella reconoce la existencia de ideologías y de criterios ideológicos en torno al género y al sexo. Esto desde el momento en que las sociedades humanas crecieron y fundamentaron su unidad social en base a jerarquías, las ideologías impactan sobre lo que se entiende por sexo y género. Por ej, el Código de Hammurabi, la ley más antigua conocida, está repleto de ideología y de restricciones de género/sexo (la mujer como propiedad y objeto, etc.). Las grandes religiones monoteístas son buenos ejemplos de esto.
Ahora, para ella no existe la ideología de género porque tal y como está planteada, es más una estrategia retórica creada por grupos conservadores y reaccionarios para oponerse al feminismo (años 90) y al aborto, a los derechos lgbtiq (siglo XXI) y cualquier cosa que les desagrade o desafíe su cosmovisión. No por nada ellos alegan que se trata de «marxismo cultural», esto es «el comunismo aplicado a asuntos de sexo y género y la cultura» .
Bernabella indica que la ideología de género es un muñeco de paja que caricaturiza las luchas progresistas, especialmente las identitarias: en ese sentido, son un apéndice del racismo y la oposición a los derechos civiles (Reagan fue quien le dio cuerda a estos grupos y les posicionó políticamente).
Indudablemente ningún sujeto social escapa a las ideologías y las ideas socialmente compartidas en torno al sexo y el género. Todas las personas interactuamos con ello desde que nacemos. Pero esto es una cosa y otra atacar a minorías vulnerables con la insinuación de que solo estos grupos tienen ideologías en torno al género. Una gran mentira.
La misma estrategia de siempre: el comunismo es acusado de ideología pero el capitalismo brota de las flores y es lo más natural y deseable del universo.
Bernabella se formula la siguiente pregunta en su respuesta problematizadora y generadora que me ha enviado: ¿Pero no es cierto que hay grupos minoritarios argumentando que el sexo y la biología no son importantes?
Su respuesta, evidentemente fue negativa. Argumenta que estos grupos lo que plantean es que la biología del sexo (las características sexuales objetivas y validadas empíricamente) ha sido categorizada de una forma que legitima la exclusión social.
El sexo en humanos es multidimensional: gametos, cromosomas, hormonas, cerebro, genes, genitales, etc. Y hoy día desde la ciencia se observa que es más complejo de lo que muchos imaginan, que no es tan fácil hoy decir que el sexo es «estrictamente» un sistema binario (on/off, macho/hembra). Es binario en apariencia, a simple vista, pero científicamente no es tan simple.
Asimismo, señala Bernabella en su reflexión que, en los años 90, y con influencia del construccionismo social, quizá fue útil decir que el género es «solo» una construcción social, para diferenciarlo del sexo. Fue una estrategia importante para grupos feministas que querían sacarse el yugo del esencialismo biológico de encima (esencialismo que justificaba la desigualdad de género, por ser las mujeres el sexo «débil», es decir, por tener/ser una biología débil e inferior).
Entonces, sí, vemos en ciertos activismos y en ciertos campos del saber una oposición sexo/género que es una analogía de naturaleza/cultura. El sexo es natural y el género es cultura.
Siendo esto así, entonces: ¿Dónde está el quid de este problema? Pues tal y como nos lo plantea Bernabella González, que el sexo o lo que entendemos como sexo a través del conocimiento científico, es en parte un constructo (obviamente, construido «sobre» características sexuales objetivas), y que el género no es del todo una construcción social porque tiene aspectos que son innatos, que se han visto en las últimas décadas en la biología molecular y las ciencias cognitivas.
Lo que se denuncia es que la categorización del sexo (la biología del sexo), como modelo binario nacido en el siglo XIX —desde los griegos hasta la modernidad se argumentaba que solo había un sexo, siendo el sexo femenino «una inversión del masculino»—, no es exacta, pues excluye condiciones que suelen asociarse a «aberraciones mutantes» que «deben ser corregidas al nacer»: esta es una situación que sufren constantemente las personas que nacen con DSD (trastornos del desarrollo sexual). Estas personas se conocen como intersex y representan la «I» en el colectivo LGBTIQ y son el 0,2-1.7% de la población mundial (la estadística varía dependiendo de quién cuente, si el afectado o el opresor). Esta es una lucha que no tiene la visibilidad que necesita. Hay mucho sufrimiento aquí y una larga historia de abusos desde la biomedicina y las legislaciones, además de la sociedad toda.
Entendamos que históricamente la biología y la medicina han sido instrumentalizadas por las derechas. Así se justificó la inferioridad de los negros, la eugenesia, etc. Y cada vez que en las sociedades industrializadas salta el tema de la desigualdad económica, siempre salta alguien desde la derecha: «no se debe a causas estructurales, es que esos pobres no son lo suficientemente inteligentes para salir de la pobreza, nacieron así». Además de advertirnos sobre el determinismo biológico.
En sus comentarios, Bernabella sostiene que las personas trans no eligen ser así, no es un capricho. Hay evidencia psicológica, cognitiva y biológica que explican en parte esta condición. Y no se trata de trans-especismo o trans-edad, mucho menos de pedofilia, como dice la propaganda de la desinformación de la alt-right. Pero esto lo podría explicar con más detalle en otra oportunidad.
También en el referido escrito, y me parece oportuno que así sea, Bernabella hace algunas críticas, sobre algunas demandas sociales que el proceso político que actualmente se vive en el país no ha cumplido. Y paso de seguidas a mencionar algunas de ellas.
La legislación sobre el aborto, las cuotas laborales en paridad de género, el matrimonio igualitario, el derecho a la identidad para las personas trans e intersex, cuestiones de salud específicas de estos grupos, la educación sexual e inclusiva, etc.
De hecho, en muchos aspectos, y coincido en ello con Bernabella, tenemos no solo un gobierno sino un Estado muy conservador. Incluso Bernabella se suma a todos los analistas que hemos venido advirtiendo sobre los pactos con grupos fundamentalistas cristianos que serían entre el 5 y 20% del padrón electoral. Y esto es una franja importante dentro de cualquier proceso electoral futuro.
En estos momentos en la Asamblea Nacional hay un lobby neopentecostal «Por la familia venezolana» y Linda Márquez (de quien me referí en mi nota que Bernabella responde) son partes de ese lobby. Que no solo amenaza agendas progresistas justas, sino que aspira a desmantelar el Estado laico (“yo he visto en redes a ex magistrados del TSJ, afines a estos grupos, afirmar que Venezuela no es un Estado laico, y tengo pruebas”, indica González).
Confieso que estas respuestas de esta compañera me sirvieron para aprender y para generarme inquietudes las cuales estoy dilucidando. Y para que además de este debate necesario y fraterno sobre la “ideología de género” (la coloqué entre comillas por si acaso) y la educación sexual integral se dé con altura y con argumentos, por lo menos como los que trate en su momento en mi escrito y como lo hizo Bernabella en el suyo, y que de manera de responderle, y además generar otras opiniones, me he permitido socializar.
Pero, además de ello, sumarme a las advertencias que nos refresca Bernabella no solo en torno al debate en cuanto a este tema, sino al de los lobbys en nuestro parlamento, y en especial este neopentecostal. El surgimiento de figuras como Bolsonaro, Milei, Bertucci o María Corina nos advierten sobre esto, y que hay que tomar debida nota sobre esto.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tuiteras Socialistas. , [email protected], [email protected] , [email protected] , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano.