Un monumento de la
Ciutadella de Barcelona diseñado para la Exposición de 1888 con finalidades
científicas divulgativas guarda gran parecido con un símbolo de la sociedad
secreta
Xavier Casinos – La Vanguardia - 03/09/14
Junto al acceso del parque de la Ciutadella más próximo a la
estación de França, a la izquierda hay una curiosa zona bautizada en su día
como rincón científico diseñada con motivo de la Exposición Universal de 1888.
Entre los elementos que conforman el citado rincón se encuentra un pequeño y
curioso monumento que en su día fue una columna meteorológica. Se trata de un
pedestal de forma cuadrangular que sostiene una esfera celeste rodeada por un
cinturón de números romanos que al parecer era un reloj de sol.
Por otra parte, el diseño de la columna recuerda a una de
las que se encuentran con frecuencia en los templos masónicos. En efecto, la
entrada de las logias está presidida por dos columnas que recuerdan las que
franqueaban el acceso al mítico templo de Salomón. Se denominan Jakin y Boaz y
se representan con las letras J y B, respectivamente. La B sostiene a veces un
globo terráqueo, en representación de la fuerza, y la J una bóveda celeste, que
simboliza la estabilidad, y que suele coincidir con la de la columna
meteorológica de la Ciutadella.
El Ayuntamiento de Barcelona encargó la columna a Josep
Ricart y Giralt, un capitán de la marina mercante, colaborador habitual de La
Vanguardia y considerado una de las mayores autoridades en cuestiones
marítimas. Hoy han desaparecido los elementos que formaban parte del monumento,
entre ellos instrumentos de medición como un higrómetro y un barómetro, y
tablas con datos horarios y astronómicos de diversos lugares del mundo. Sobre
la esfera celeste había una veleta con el escudo de Barcelona.
Aunque todo hace pensar que la similitud de la columna
meteorológica con una masónica es fruto de la casualidad, no debe descartarse
del todo esta posibilidad a la vista de la historia del parque. Este se erige
sobre lo que fue la fortaleza militar que Felipe V hizo construir tras la
derrota de 1714. Un masón, el general Joan Prim, fue quien hizo donación en
1869 de la odiada fortaleza a la ciudad, que la derribó y más tarde destinó a
recinto de la Exposición Universal. El parque fue diseñado por otros dos
masones, los hermanos arquitectos Eduard y Josep Fontseré, maestros de Antoni
Gaudí. Además, pueden encontrase otros elementos presuntamente masónicos en el
parque, en el edificio que Lluís Domènech i Montaner diseñó como restaurante de
la Exposición y que hoy alberga el Museo de Zoología, así como en el monumento
al masón Víctor Balaguer.
De todas formas, si existe alguna relación entre la columna
meteorológica y la masonería es un secreto que Ricart y Giralt se llevó a la
tumba. No se conoce que este fuera masón, pero hay que señalar también que
otras existentes en otras partes del mundo no guardan tanto parecido como la
Jakin de las logias.
Fuente: La Vanguardia