Ayer les hablaba de los colores de moda para ropa en esta temporada y hoy vengo con uno de ellos. El camel, un tono que pertenece a la gama de los marrones y cuya denominación se popularizó el siglo pasado...porque recuerda al color del pelo de camello. Una metáfora poco elegante, pero el tono en sí es muy combinable como vamos a ver.
Yo os propongo mezclarlo con dorados, burdeos o incluso mostaza, tonos muy otoñales también y que siempre son un clásico en otoño.
Vamos al lío!
1. El outfit.
Suelo empezar mis posts con los maquillajes, pero dado que hablamos de combinar, en esta sección empezaré por las prendas para que veamos el sentido que tiene el colorido del maquillaje. Este otoño reviven las faldas midi (que yo la última vez que las vi creo que fue a mi madre de pequeña) y servidora tenía la idea de que no le favorecían. Sin embargo, me probé una por curiosidad...¡y se vino conmigo! La que ven en las fotos es de Stradivarius y - previsiblemente - de color camel. Os propongo una combinación con negro...y un toque de mostaza en complementos.
Me encanta el vuelo y la caída que tiene el tejido, y queda muy "lady" y femenina. La camiseta cuello barco es también de Stradivarius y el bolso, de Misako (tiene varios años ya). Dado que el color camel es muy, muy semejante al ámbar, utilizar complementos de este mineral es todo un acierto, pienso.
2. El look,
Siendo realistas, el color camel/mostaza puede ser poco favorecedor en los ojos, sobre todo si el acabado es mate, porque pueden dar aspecto triste o cansado. Sin embargo, hay preciosos tonos oro viejo o whiskey con acabado satinado que, aplicados y combinados...ni se nota que sean tonos diferentes.
Para hacer este look utilicé sombras de mi nueva paleta de BH Cosmetics que muy pronto conoceremos. He usado tonos dorado y burdeos, os doy los nombres de las sombras porque mañana saldrán reseñadas: en el párpado móvil llevo la sombra Sun del interior hacia el centro; en el lagrimal, un toque de la sombra Saturn, algo más clara. Y del exterior al centro, Mars, que es un burdeos rojizo muy bonito. Para marcar la cuenca usé un chocolate medio mate, ya que no me gusta - por lo general - ascender mucho el brillo.
Como siempre, además de difuminar a cada paso, utilicé sombra vainilla mate para difuminar el corte marrón e iluminar bajo la ceja, en el párpado fijo.
Como ven, delineé el párpado superior y la waterline en negro. A ras de pestañas inferiores utilicé un lápiz color berenjena de Kiko difuminado con sombra negra. Creo que es una mezcla de colores muy bonita para los ojos miel porque son tonos que conjuntan con su color y les dan mucha calidez a la mirada.
En la piel, aparte de mi base+polvos habituales del momento, llevo broncer Deborah, iluminador de Benefit y colorete Golden Rose en el tono Coral rose (un melocotón amarronado).
...y los labios los llevo en...MARRÓN. Sí, señoras...sé que está muy denostado pero creo que hemos sido injustas con él. Cierto es que ópticamente, puede amarillear algo los dientes, pero como les decia en el post sobre tendencias, no creo que sea un tono poco favorecedor, sino que, simplemente, (como pasa con nudes, rosas y rojos) no a todas nos quedan bien los mismos tonos de marrón. Yo con éste...me veo bien, pero igual ustedes me ven fatal, ya me dirán.
Es el tono Hot Cocoa de Nyx rebajado con un tisú (de por sí es mucho más oscuro) y con un toque de gloss Rimmel sobre él.
3. La manicura.
Tenía muchas ganas de estrenar mi esmalte mostaza de Kiko y, dado que llevaba complementos con toques de este color (el bolso y la bisutería de ámbar) decidí recurrí a él también para las uñas. El toque más cálido se lo he dado con un esmalte dorado en la mitad superior de pulgar y anular. Entre ambos tonos, unos apliques en la misma gama de perlitas.
¿Les ha gustado la combinación?
¿Se atreven a rescatar los labiales marrones?
BESOS!!