Revista Música

Comedia y drama

Publicado el 14 febrero 2010 por Pabloj

Santiago Serrate
EL EMPRESARIO / EL PRISIONERO
Ópera en Concierto. El Empresario de W. A. Mozart. Solistas: Silvia Vázquez, soprano (Madame Herz); Yolanda Auyanet, soprano (Mademoiselle Silberklang); Gustavo Peña, tenor (Monsieur Vogelsang); Alfredo García, bajo (Buff). El prisionero de Luigi Dallapiccola. Solistas: Georgina Chakos, soprano (La madre); Alfredo García, bajo (El prisionero); Gustavo Peña, tenor (El carcelero / El gran inquisidor); Carlos Hermoso, tenor (Sacerdote); Javier Jiménez, barítono (Sacerdote). Coro de Ópera Cajasur. Orquesta de Córdoba. Director: Santiago Serrate. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado 13 de febrero. Aforo: Dos tercios.
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COMEDIA Y DRAMA EN UNA INTERESANTE SESIÓN DOBLE
Programa doble que contrastaba una ligera escena cómica de Mozart con el estremecedor y truculento drama concebido por Luigi Dallapiccola en 1944 que incomprensiblemente permanecía inédito en España. Aunque es una pena que se prescindiera de la escena, pues Il prigioniero ofrece a un buen dramaturgo infinidad de posibilidades representativas y simbólicas, sólo cabe aplaudir esta línea de programación que permite conocer obras poco populares pero de valores indiscutibles, imprescindibles para entender el despliegue del arte musical en el tiempo, una línea que los responsables del teatro deberían blindar frente al recurso al populismo anunciado por algún responsable político de la ciudad con la excusa de la crisis.
Mozart es siempre Mozart, incluso en sus obritas menores, y El Empresario lo es. A la dirección de Serrate le faltó un punto de fantasía y de intensidad, mientras que Márquez y Auyanet compitieron en ver quién daba el agudo más alto y mejor colocado. Empate técnico. La parte masculina del divertimento pasó sin pena ni gloria, en especial un Peña que sufrió mucho luego, cuando los grandes estallidos orquestales de Dallapiccola hicieron su voz, pequeña y con algún problema de proyección, por completo inaudible. Hubo aquí una dirección más tensa, con un cincelado preciso de los contrastes y un estupendo trabajo orquestal, en especial en los numerosos pasajes camerísticos, que fueron los más duros para un coro que se sintió cómodo en el grito, pero menos en el susurro. Dramática intervención de la soprano Georgina Chakos, con ocasionales problemas de línea, y convincente Alfredo García en su difícil cometido.
[Publicado en Diario de Sevilla el domingo 14 de febrero de 2010]


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