La salud de nuestros niños también depende de los comedores escolares
En edades cruciales para afianzar buenos hábitos alimentarios, nuestros niños y niñas son inducidos a consumos enfermantes en los comedores escolares. Hamburguesas y bollería industrial, refrescos azucarados y harinas refinadas suponen un exceso de calorías vacías, proteína animal, grasas saturadas y trans y un defecto de proteína vegetal, grasas insaturadas, fibra, vitaminas y minerales.
La malnutrición es culpable de las epidemias modernas de obesidad, diabetes, cardiopatías, cáncer y enfermedades autoinmunes. En el estado español, la malnutrición progresa arrinconando a la Dieta Mediterránea (predominio de frutas y verduras frescas de temporada, legumbres, cereales integrales y frutos secos; pescados, carnes y huevos en una proporción razonable).
Los comedores escolares podrían revertir esta tendencia nociva educando en una dieta saludable y proporcionando en la comida principal del día, frutas y verduras ecológicas frescas y cercanas, combinando legumbres, huevos, carnes y pescados a lo largo de la semana y evitando el uso de harinas y azúcares refinadas, grasas animales y fritos. Pero, la creciente privatización y externalización del servicio de comedor escolar es funcional a una alimentación procesada e industrializada y contraria a la salud, la seguridad y la soberanía alimentaria.
Los comedores escolares, en manos de empresas cada vez más grandes, reducen la gestión directa (cociner@ y cocina radicados en el colegio) avanzando el modelo de catering aunque la comida no se haga el mismo día y tenga que ser recalentada.
Tres empresas (Grupo Serunión, Ernest Colectividades y Sodexo) concentran el 27% del volumen de las ventas. Con su poder de compra los catering concentran la oferta y desplazan a empresas locales, presionan a sus proveedores que consiguen mejores precios. Crece el suministro de alimentos –vía gran distribución- producidos industrialmente y lejos de donde van a ser consumidos. Al sustituir verduras, carnes y pescados frescos por congelados, conservas y precocinados, reducen la calidad y la vitalidad de las materias primas con las que alimentan a nuestr@s hij@s.
La Comunidad de Madrid fomenta que empresas grandes concursen en más centros. Se ocupa más de la estabilidad del negocio del catering que de la calidad de la alimentación escolar. La tasa de obesidad infantil en España triplica la de hace 30 años y ya supera a EEUU. Los Pliegos de Condiciones no priman las materias primas frescas (1ª gama) sobre las conservas (2ª gama), precocinadas (3ª gama), peladas, cortadas y desinfectadas (4ª gama) o cocinadas, enfriadas y recalentadas (5ª gama). En general, cada gama tiene peor calidad nutricional y vitalidad que la anterior, pero requiere menos manipulación y es más barata. En la lucha contra la malnutrición, las empresas de catering forman más parte del problema que de la solución.
El BARRIO VERDE creará la plataforma por la defensa de la alimentación infantil para obligar a las instituciones a controlar el tipo de alimentos que se ofrecen a los niños, exigiendo mayor consumo de alimentos orgánicos y naturales en base a una dieta equilibrada
Fuente: La garbancita ecológica