Revista Cultura y Ocio

Comentario del cuento “Nieve” de Gabriela Ponce Padilla

Publicado el 19 agosto 2017 por Ispamaga @is_ma_ga

Gabriela Ponce Padilla es quiteña, hija de madre política y padre poeta, su libro de Antropofaguitas ganó el fondo concursable del Ministerio de Cultura en categoría de cuentos.

He escogido Nieve de Gabriela Ponce de su texto Antropofaguitas  porque aquí la subjetividad femenina es escasa, en comparación con los otros cuentos del mismo libro. Es un cuento que aparenta ser más literario que los demás. Se trata de un cuento moderno que utiliza recursos metaficcionales.

Enrique Anderson Imbert en su texto Teoría y Técnica del Cuento manifiesta que: “toda literatura es ficción, al expresarnos nos sentimos libres, todo lo que pasa por la mente es digno de convertirse en literatura” Gabriela Ponce, a través de la escritura, recrea mundos nuevos y algo complejos de entender, no se limita a escribir lo que siente y lo que piensa. En cada cuento del libro Antropofaguitas, ella es breve y cuenta lo que quiere contar; sin ser presuntuosa, se libera de toda interrupción.

En este cuento existe un narrador, un lector y varias acciones. A la primera lectura del cuento pensamos que es algo simple que puede entenderse como un cuento más del libro, pero a medida que se lo relee, el cuento va cobrando sus propias estructuras y su propia significación.

Gabriela Ponce a través del cuento Nieve nos acerca al cuento moderno, en donde el tiempo en el que transcurre lo que cuenta la narradora, está organizado a través de la perspectiva subjetiva de la protagonista. Se organiza con la lógica simultánea del espacio. La intención del cuento es  cuestionarnos acerca de las formas convencionales de la realidad que presenta la narradora. “Afuera la nieve no ha dejado de caer, son días en los que se precipita como lo hace el tiempo, de a poco, pero con un trazo fijo, en cuya repetición habita lo diferente. Parados frente a la carretera, un hombre y una niña aparecen divertirse al observar la caída suave y continua de la nieve, están desde hace días ya, soportando con sus manos abiertas, el frío.”

El cuento tiene una estructura arbórea, ya que admite muchas interpretaciones, desde las psicológicas hasta las posibles interpretaciones psicoanalíticas en donde una de ellas podría ser que la narradora todo el tiempo está leyendo un libro o, que el cuento representa miedos y temores de la autora, etc.

La acción del cuento transcurre en una casa donde la narradora describe lo que ve a través de su ventana: “en el árbol que se levanta frente a nuestra ventana, posa, en una de sus ramas mojadas, cargadas de nieve, un pájaro rojo.” El tiempo es frío y cae la nieve. Al ser todo tan cálido y puro por la blancura de la nieve que la narradora menciona algunas veces, la atmósfera que envuelve al cuento es un poco triste, nos adentra al estado de ánimo de la misma. El ambiente donde se produce el cuento da lugar a que este tenga un tono de misterio,  a simple vista parece ser un cuento de una mujer que narra su día en casa; enferma y abrigada, mientras afuera hay nieve y de repente decide salir. De pronto no está sola, sino que hay más personas con ella que saben un secreto de “algo” y que poco a poco han ido muriendo en ese lugar. “El secreto está en la nieve”, “en la noche vuelve el secreto a instalarse sobre el silencio.”

El espacio que presenta la narradora nos dirige a elementos específicos del mundo exterior, algunos son antirealistas, como la escena en la que cuenta que el niño le gusta estar en el mar, metido por horas, congelada la cara, suspendiendo el tiempo; la repentina aparición de un hombre con su hija que miran de lejos o, la bolita de pelo que tiene bailoteándole en el pecho. Otros espacios son descriptivos que nos ayudan a visualizar escenas de lo narrado: las coreografías que realizan con un fuego prendido en la cocina; resbalar por el lodo blanco, ver la nieve blanca, acostarse en la baldosa blanca. También hay espacios esenciales como: el lugar desde dónde la protagonista narra y el clima que hace.

Lo primero que el lector oye en el cuento es la voz de la narradora que menciona lo que ve, lo que siente, nos informa de una manera general lo que ocurre en el lugar en el que está. El lector tiene acceso a todo el espacio donde se desarrolla el cuento porque la narradora lo está comunicando, aunque parece que prefiere ser discreta, es como si el cuento se contara a sí mismo. Los personajes del cuento son poco convencionales, están construidos desde sus conflictos personales, con carácter metafórico. El niño, la narradora, el padre de la niña perdida, el padre del niño. Hay personajes estáticos como el señor que está con su hija al otro lado de la carretera, la narradora lo ve y nos muestra qué hace y cómo se siente.

La narradora es narrador-protagonista del cuento que relata en primera persona, por lo cual logra dar verosimilitud a los hechos. Al decir ella “yo”, ya nos muestra intimidad propia de su personalidad;  su interés por contar y ser dueña del texto. Sin hacer juicios de valor, refiriéndonos a la idea de que el narrador protagonista nos mostrará sus miedos; deseos y anhelos, logra que el cuento tenga un valor psicológico. Cuenta lo que hace, lo que ve y cómo se siente. Sus observaciones incluyen acciones. La narradora es directa muestra con lo que narra, sus sentimientos del momento, casi tiene un lenguaje poético.

La narradora en cambio, adopta distintos niveles narrativos ella es narradora y lectora al mismo tiempo y al lector lo sumerge en un juego de interpretaciones, digo esto porque en el cuento hay un espacio narrativo muy singular que me liga a uno de los cuentos de Julio Cortázar “La continuidad de los parques”, en donde se establece la unión entre dos mundos de ficción, creando un texto metaficcional. En el caso de Julio Cortázar, el primer mundo de esta ficción es el de un hombre que está leyendo una novela, que al final nos conecta con el narrador con otro mundo ficcional.

Mientras tanto, en el cuento Nieve de Gabriela Ponce casi al finalizar, la narradora menciona: “me siento en una baldosa fría del baño para continuar con la lectura,  hasta que llega al amanecer. El libro que leo relata, con precisión meridiana, la planicie en la que ahora vivo… Este lugar guarda muchos secretos. Un hombre parado el filo en la carretera sostiene en la mano a una niña mientras la nieve empieza a enterrarlos. En la escena final, el hombre se deja mojar por las botas del agua de noviembre llora por el accidente en el que murió la niña. La niña que ahora resiste como un fantasma a su lado, al filo de la carretera para ver la nieve caer.”

Este párrafo causa incertidumbre, por lo tanto invita al lector a ejercitar su capacidad de reconocer la construcción del cuento y, antes de la escena final del cuento, indicada en el párrafo anterior, hay un suceso de tipo familiar en el que la narradora juega en la nieve con su hijo y menciona: “…y nos reímos a carcajadas. Mientras el hombre de la carretera, agarrando ahora la mano en la niña de pelo rojo, ríe con nosotros” En este espacio lúdico, se puede diferenciar el texto metaficcional, ya que Gabriela Ponce destaca: el contraste entre la alegría y la tristeza y la oposición entre la vida y la muerte. La narradora cumple las dos funciones: coincidir con lo que observa y darle al lector un poco de sentimentalismo. La autora refleja a través de la nieve, la pureza humana y la sensibilidad del personaje.

Gabriela Ponce en sus cuentos maneja un vínculo entre el cuerpo y la palabra; el cuerpo como movimiento y la palabra como escritura. Expresándose de cualquiera de las dos formas, logra que lo que diga sea visto desde la figura femenina.

El cuento presenta palabras constantes. Desde el título nos liga al hecho de lo puro; lo inmaculado, lo inocente, la paz, la castidad, etc. Aquí la autora recurre a las palabras: blanco 6 veces; rojo 4 veces y nieve 17 veces, refiriéndose a lo mismo, causando curiosidad en el lector ya que vemos que se está ocultando algo. En este caso, la autora juega con estas palabras y con acciones que, como ya se mencionó anteriormente, es un cuento que está abierto a muchas interpretaciones. Al final del cuento, nos dice que: “el nombre del mundo. El secreto es el nombre del mundo. Su color es el blanco” El blanco es secreto, es color, se extiende hasta el horizonte, el lodo es blanco.

La protagonista comienza a contar lo que ve, cuenta sus acciones. La acción pasa el cuento, su único fin es captar la atención del lector, pero no mantiene acciones que sobresalgan más que la trama, esta mantiene su postura de causa y efecto La acción en el cuento Nieve se va trazando poco a poco, como algo leve. La trama nos conecta entre la nieve que esconde un secreto y la nieve que en la noche se instala sobre el silencio. La acción se encuentra en las palabras, en las metáforas que usa la autora del cuento para dejar pensando al lector.

Ya que desde el comienzo Gabriela Ponce marcó en el cuento Nieve una curiosidad que no era alimentada hasta haber analizado la estructura del cuento, al final hubo una revelación que muestra lo puro de la vida y cómo esta puede ser manchada por la naturaleza, por una muerte, por un nacimiento, por una mancha roja.

“En el árbol que se levanta frente a nuestra ventana, posa, en una de sus ramas mojadas, cargadas de nieve, un pájaro rojo.” “Mientras el hombre de la carretera, agarrando ahora la mano en la niña de pelo rojo, ríe con nosotros” “El blanco entero con un pliego infinitamente extendido hasta el horizonte y pequeñas manchas rojas que cae en su interior trinando.” “Me levanto el abrigo y miro un hilo de sangre que me baja por la pierna, me quito la bota, asiento el pie sobre la nieve y dejo que la gota de sangre llega al suelo, se estaciona en el blanco, le sigue un poco más de sangre, el destello es un rayito verde que ahora desaparece”

Una persona escribe un cuento para que alguien lo lea, Gabriela Ponce pasa de su estado de ser mujer para convertirse en escritora que a su vez le da potestad a una narradora ficticia o a lo que se refiere Roland Barthes cuando habla de la muerte del autor, la escritura tiene un vínculo directo con el autor, pero solo el autor tiene el poder de decir y saber decir acercando un sujeto a otro a partir del conocimiento simbólico que es el lenguaje.

Bibliografía

Barthes, Roland. El susurro del lenguaje. Buenos Aires: Paidós, 1994
Imbert, Anderson. Teoría y Técnica del cuento. Barcelona: Ariel, 2007
Zavala, Lauro. Elementos de análisis estructural del cuento. En: https://relato110.wordpress.com/2017/06/26/elementos-de-analisis-estructural-del-cuento-una-cartografia-didactica-pensada-por-lauro-zavala/
https://relato110.files.wordpress.com/2017/06/un-modelo-para-el-estudio-del-cuento-de-lauro-zavala-desbloqueado.pdf  (último acceso: 29 de julio del 2017)
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