Sin duda alguna: a) la capacidad de adaptación social para desempeñarse entre diferentes tipos de relaciones, con distintas características personales y en situaciones dispares o inestables; y b) la empatía que crean en sus relaciones personales y profesionales, o la percepción social que son capaces de inspirar en los demás respecto de sí mismos; antes que nada, porque ambas habilidades (adaptación y empatía) son predictores significativos de sus éxitos personales y empresariales.
Este planteo —aprendido en mi propia experiencia emprendedora y observando el desempeño hacia «arriba y adelante» o «hacia abajo y atrás» durante 20 años formando emprendedores— lo sustento en el estudio de Baron y Markman “The Role of Personal Appearance Entrepreneurs“ (1999), sobre el que recomiendo esta lectura a los técnicos y especialistas interesados en el desarrollo de las habilidades sociales de los emprendedores sobre las que fundar sus habilidades empresariales.
Aún cuando es obvio que la “empatía” del emprendedor es un aspecto básico para establecer y sostener relaciones sociales satisfactorias, no es obviamente considerada como un factor “acelerador” del desarrollo y fortalecimiento de sus emprendimientos.
Se supone que la “empatía“: es un don innato; igualmente, se supone que algunas personas son más empáticas que otras.
La habilidad para crear una percepción positiva que los demás (preveedores, empleados, socios, clientes, inversores, banqueros…) se forman de nosotros es susceptible de ser aprendida, mejorada y fortalecida; quizás sea necesaria una disposición psicológica positiva para interactuar socialmente, pero no se trata de una cuestión genética.
La “empatía” es una habilidad adquirida que se relaciona con las condiciones socioculturales en las que nos criamos y las características estructurales y funcionales en donde transcurre nuestros procesos de socialización, incluyendo la formación escolar y las experiencias tempranas de nuestro “aprendizaje social“.
Aún cuando pueda resultar sorprendente para algun@s: “¿Cómo Crear Empatía?” debería ser una materia de aprendizaje en los programas formativos.
Por su parte, la habilidad para adaptarse socialmente con diferentes tipos de personas, en situaciones diferentes, con fines o tipos de relaciones diferentes, media entre la empatía que se crea y el logro que se obtiene.
En otras palabras: cuánto mayor sea la habilidad para relacionarse con gente diferente en distintas circunstancias, mejor resultará la empatía que se genera; y esta competencia, a su vez, predice significativamente sus resultados empresariales tanto en cuestiones intangibles (prestigio) como aspectos tangibles (rentabilidad financiera).
La adaptabilidad (a personas y/o situaciones), también es una capacidad que se aprende con el conjunto de habilidades sociales necesarias para el desempeño que resumo brevemente: