Innovar es simple
Para que los estudiantes tengan éxito hay que promover su creatividad y estimular sus capacidades para innovar. Es simple. El problema es que el típico diseño de las carreras profesionales en Iberoamérica ofrecen una limitada cantidad de oportunidades para aprender experimentalmente la creatividad y la innovación. La formación que imparten se estructura con un eje centrado en el proceso de enseñanza previsiblemente lineal proporcionado documentación que se debe estudiar y demostrar, ante mesas examinadores, lo que se ha aprendido.
La educación pública no enfatiza la creación de pensamientos originales, porque supone que esa habilidad será producida, de una manera natural, como resultado de enseñar a resolver problemas.
La creatividad y la innovación deberían pasar a ser el corazón de la formación superior; en tanto “aprender a resolver problemas” debería ser un medio y no el fin.
talento creativo y habilidades para innovar
En la gran mayoría de los casos egresan de las Universidades con expectativas inciertas si van a conseguir un empleo adecuado con su vocación. Aun cuando la mayoría logra insertarse en el “mercado”, solo una minoría logra satisfacer sus expectativas. ¿Por qué?
Han sido entrenados condicionados por patrones de comportamiento en los que deben responder (correctamente) a preguntas que ellos no han diseñado, sobre cuestiones o problemas que no han buscado por sí mismos ni por su propia curiosidad, ni por su propia iniciativa.