Revista Ciencia

Comentario en Me duele España por Ana M.

Por Juanjogom @juanjogom

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Como dice el título de este post, empieza a dolerme España, y mucho.

El dolor no es invalidante, es como una presión en el pecho, que no se irradia hacia el brazo izquierdo, pero que es molesta. Es constante, está ahí y no cede con analgésicos.

Los adjetivos que más resuenan en nuestras cabezas es la de república bananera, nación de corruptelas, país de pandereta,.. y lo que más duele, que esto no lo arregla ni dios. Nos hemos instaurado en una dinámica en la que todo vale, en lo que nada nos sorprende, en la que lo raro es que algo se haga correctamente y con un mínimo de normas éticas y morales.

Este no es el camino. Este es un país lleno de gente con grandes ideas, grandes convicciones morales y grandes proyectos. A lo único que lleva todo lo que está pasando desde hace unos años es a que nuestros grandes valores intelectuales y morales sólo les quede una opción, irse

Somos muchos los españoles que intentamos hacer nuestro trabajo (cada uno en lo suyo) lo mejor que sabemos y podemos, dedicamos gran parte de nuestra limitada existencia a tratar de mejorar lo que nos rodea, tampoco nos marcamos grandes metas, sólo tener la satisfacción del deber cumplido, sólo poder dormir por las noches con la conciencia tranquila.

Pero a pesar de todo esto, unos pocos, se han empeñado en destrozar nuestro modo de vida, creen estar al margen de toda ley y más allá del alcance de la justicia. Y por ahora todo indica que llevan razón.

España está molesta, está inquieta, se siente insegura, no confía en sus autoridades, en sus jueces, en sus banqueros,.. España se rompe.

Allá donde mires sólo se vé corrupción o sospecha de ella. En el trabajo, en oposiciones, en altos cargos, en cargos sin importancia… La lección que le estamos dando a nuestros hijos es que es más importante a quién conoces o con quién te relacionas que lo que eres o lo que aportas a tu comunidad. Y a mí eso me da vergüenza.

Nuestro sistema está herido de muerte. La solución se escapa a las capacidades que he adquirido y si mencionara que sé la respuesta estaría mintiendo descaradamente. Sólo adivino a pensar que este camino que llevamos me desespera y me desilusiona.

Desde luego esta revolución de sofá y teclado no sirve para nada. Es más, creo que nos tienen donde más le conviene. Y cuando molestemos demasiado nos silenciarán con alguna ley totalmente constitucional y sujeta a derecho.

Espero no tener que contar a mis nietos la historia de como dejamos que nos arrebataran nuestros derechos e ilusiones, sin mover un solo dedo. Me dará mucha vergüenza, tanta que quizás intente cambiarla.


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