Leí este libro porque lo vi recomendado en una página de nutrición. Sí, sí, de nutrición. Me gusta ver opiniones de expertos del tema y no fiarme de lo que se ha dicho siempre. Así descubrí que, si bien el plátano contiene más calorías que una manzana, como pesa bastante menos, el aporte calórico va a ser similar. El caso es que quería leerlo porque quería saber cómo llegaba a los platos esa carne, cómo la procesaban y demás, que es de lo que trata este libro. No es una defensa del vegetarianismo ni del veganismo, aunque sí que es cierto, como el propio autor comenta, que si la gente supiera cómo ha llegado al mercado ese pollo, o ese cerdo, se plantearían no comer carne y la mayoría dejarían de hacerlo en el momento. No es un problema de si es ético o moral comer animales, sino del proceso mediante el cual se obtiene esa carne, que ha pasado de unas granjas tradicionales, con su granjero, los animales esparcidos por el campo y demás, a la producción en serie de kilos y kilos de carne, en granjas industriales. Se ha cosificado a los animales, de tal manera que parecen piezas en una cadena de montaje. Me parece importante leer este libro, no para dejar de comer animales, sino para tratar de mejorar el sistema. El precio de la carne no ha subido como ha subido todo lo demás, es el más bajo de la historia, y la sociedad actual consume más carne que ninguna otra a lo largo de la historia. No es porque la necesitemos, realmente nuestras necesidades nutricionales son muy inferiores al consumo actual, pero supongo que tras dos guerras mundiales y períodos de racionamiento, una vez que se supera eso, se va al extremo opuesto. Es la única explicación que encuentro para esa “fiebre de la carne”. No quiero entrar en detalles de las cosas que hacen a los animales, pero sí diré algo: son los granjeros industriales (al menos en USA) los que eligen qué procedimientos están permitidos y cuáles no, de tal manera que si deciden que es una mejora para la productividad cortarles el pico a los pollos, se elimina de la lista de maltrato animal y ningún problema. Y lo hacen, que es lo peor.
De verdad que os recomiendo leer este libro, para plantearos qué queréis llevaros a la boca. No hablo del sufrimiento de los animales, sino de la calidad de la comida. Es una lectura muy dura en muchas ocasiones, pero necesaria. ¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!