Revista Diario

Comer en comedor

Por Drajomeini @DoctoraJomeini

Francia. Paris. Rue du poulet frit. Escuela Royal de la haute cuisine. Monsieur Ripollo, el gran chef, divide a sus alumnos:- Henriette, para la patisserie.- Ferrán, para el laboratoire.- Pacopaco, tú - lo mira con asco - a los comedores comunitarios.Pacopaco estaba hasta las narices, hasta el moño y hasta los cojones de los comedores comunitarios. Tooodos los días, Monsieur enviaba a Ferrán al laboratoire y a él a los comunitarios. Estaba harto. Tan harto, que la rabia bullendo en su interior hizo que germinase la idea de una venganza exquisita. Crearía un estilo propio, un estilo del que todos hablasen, aunque fuese mal: la comida de los comedores comunitarios. Ese fue el origen de la comida de los hospitales, de los colegios, de las facultades...Una cocina que fue arropada por miles y miles de cocineros posteriores que sufrieron mobbing laboral y decidieron vengarse en nuestras carnes (literal y metafóricamente). Dentro de esta cocina, hay platos estrella (o como diría mi R1: el Dr Camelator, argentinísimo él, "estrecha"):- El filete-espía: duro, frío y con nervios de acero.- El panaché de verduras: que consiste en ponerle un nombre bonito a la verdura hervida sin gracia.- La tortilla-ladrillo de huevina: que mezclada con los jugos gástricos produce un engrudo cuyo sabor sigue acompañándote hasta el día siguiente.- La albóndiga-bala: duras como piedras. Arma mortal donde las haya.- Y, por último, la "estrecha" de nuestro hospital, plato cumbre de la fructífera imaginación de Pacopaco: la piña-hamburguesa, cuya foto ilustra estas líneas y que ilumina mis guardias con su amarillo resplandor.
Para la Dra del Bigotillo Rubio, plasticoblasta y autora material de la impresionante foto de la piña-hamburguesa, para darle las gracias por consolarme en las guardias con osos de gominola, aunque vayan metidos en botes de muestras de orina.


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