Cenar en verano en Santillana del Mar es una auténtica maravilla. Muchos de los restaurantes tienen terraza o jardín interior, en donde se respira tranquilidad y te encuentras rodeada de fantásticos edificios.
La primera noche cenamos en uno de estos restaurantes, la Viga, el cual no os recomendamos. La comida estuvo más o menos bien, pero el servicio dejó mucho que desear. Como mi sobrino quería pizza, fue lo primero que pedimos y dieron la orden en cocina mientras que los mayores le dábamos una vuelta a la carta intentando decidirnos.
Tras tardar un poco más de la cuenta en servirnos, nos trajeron nuestros platos, pero no la pizza del niño que habíamos pedido incluso antes que la nuestra. La pedimos varias veces, pero ya habíamos acabado de comer los 3 adultos y el niño todavía no había visto su pizza delante. Me levanté a protestar, sobre todo porque había visto varias veces pasar pizzas por delante nuestra que se dirigían a mesas que habían llegado más tarde. Protestamos comos 3 o 4 veces hasta que por fin la trajeron. No pedimos ni postre y en cuanto el niño se terminó su cena, pedimos la cuenta y nos largamos sin ni siquiera despedirnos.
Al día siguiente tuvimos mucha más suerte en la terraza El Jardín del Marqués. Nos trataron bien y la comida estaba muy buena.
Pedimos unas alitas de pollo con guarnición de pimientos de Padrón, otra ración de pimientos y tres cazuelas (de chorizo criollo, de setas con queso, de huevos y jamón...)
De postres nos pedimos un helado, una mousse de limón y dos torrijas con helado. Estas torrijas son muy distintas a las que se hacen en Galicia pero estaban especialmente buenas. Calentitas y con el contraste del helado frío fueron una auténtica delicatessen.
El precio, 61,60 €.