Normalmente, este no es mi tipo de libro, para nada. Es cierto que de ves en cuando se me da por la chick lit (léase Sophie Kinsella, etc) pero desde que supe la historia de este libro, ni bien lo pude conseguir me lo agendé, porque la trama me pareció lo bastante sugerente como para que le haga un lado mi asco y prejuicio un poco a los libros de autoayuda.
Y, oh casualidad, que descubrí que Comer, rezar, amar no es un libro de autoayuda.
Lejos de ello, el libro es un interesante y cándido relato de cómo cuando una toca fondo espiritual y anímicamente no hay mejor remedio que tirar (casi) todo por la borda y viajar un año por el mundo... ehm... mejor dicho, encontrar la paz interior en uno mismo.
El libro se divide, claro, en tres partes, que voy a pasar a desmenuzar (muy poquito para no desgastar la experiencia) a continuación:
- Comer en Italia: sencillamente, el tramo que más me gustó. En un principio Elizabeth cuenta cómo toco fondo, y lo cuenta de una manera que no es para nada teatral, al contrario, es muy humana y deja entrever que no se conforma con nada, es un espíritu libre y nómada. Poco después organiza su viaje y pronto se encuentra en Italia, disfrutando de un manjar tras otro y haciendo amistades a rolete. Es un poco triste que esta etapa dure bastante poco ya que se encargó de consumir sus buenos capítulos en aclarar el porqué del viaje (debido a que cada tramo tiene 36 capítulo cortos - en la introducción se explica por que) Considérenme superficial, pero la autora me generó mucha empatía dándose comilonas tremendas y haciendo amigos en el camino. Me pareció la parte más sincera de todas.
- Rezar en India: la parte más espiritual de todas. Liz se sumerge de lleno en el arduo hábito de la oración y nos cuenta (detalladamente) cada rezo y los hábitos y costumbres de cada día incluso un cántico que dura ¡hora y media! Hay veces que terminé hastiado leyendo este tramo ya que es muy espiritual y por más que se detalle todo con pelos y señas, hay que hacerlo para que la experiencia sea regocijante, aunque parece que a la autora le sirvió, y mucho.
- Amar en Indonesia: ya promediando al final, diría que es la parte más floja de todas. La autora finalmente llega al destino final de su recorrido cumpliendo la 'profecía' que le hizo un chamán de Bali en la cual regresaría algún día. Dicho y hecho, Elizabeth vuelve y aprende mil y un cosas de la cultura balinesa (que obviamente va a contar) y encuentra el amor sin comerlo ni rezarlo (bueno, tenía que hacer esta bromita) en Felipe, un maduro (de 52 años) hombre brasilero.
Comer, rezar, amar es un libro diferente; no lo consideraría estrictamente de autoayuda ni mucho menos, sino que es una interesante bitácora con un fuerte sentimiento happy-go-lucky de por medio que, realmente, es un ejemplo de supervivencia. ¿El consejo? Seguir adelante, a como de lugar.
El Dato: se estrenó este mismo año la adaptación fílmica con Julia Roberts com protagonista, acompañada de Javier Bardem. Craso error, Hollywood, Bardem no representa para nada a Felipe! (y eso que no vi la película todavía...)
Calificación: Bueno