Comic Review…por César del Campo de Acuña
Capitán America: Blanco de Jeph Loeb y Tim Sale
El Capitán América no es uno de mis personajes de cómic preferidos. El Capitán América es uno de mis personajes preferidos. He querido realizar esta puntualización al inicio de la presente reseña para que comprendan mi relación con el Centinela de la libertad. No puedo considerarme un seguidor de sus aventuras dentro del marco de las viñetas, dado a que tan solo he leído dos de ellas y un número suelto de uno de sus muchos enfrentamientos contra la Sociedad Serpiente, pero sí puedo afirmar, al igual que me ocurre con Superman, que los ideales defendidos por alter ego de Steve Rogers son, en gran medida, en los que creo o, al menos son en los que me han enseñado a creer. Bien, mi relación con “El Capi”, como ya mencione cuando escribí sobre La muerte del Capitán América de Ed Brubaker y Steve Epting, se remonta a mi infancia y, el caso, es que a pesar de tener una suerte de relación especial con el personaje nunca he querido acercarme a él fundamentalmente por la temible continuidad Marvel. ¿Por dónde empezar?, ¿Qué etapa es la mejor?, ¿Quiénes han sido los mejores equipos creativos a cargo de la cabecera?…demasiadas dudas.
Al no encontrar una sola respuesta plenamente satisfactoria para el tipo de lector que soy, decidí lanzarme a la piscina con la última entrega de la popular serie de los colores orquestada por Jeph Loeb y Tim Sale. Tras Daredevil: Amarillo, Spider-Man: Azul y Hulk: Gris llego entre 2008 y 2016 Capitán América: Blanco un relato que narra las primeras acciones del Centinela de la libertad junto a Bucky en el Teatro europeo en la Segunda Guerra Mundial. Allí se encontrara con El Sargento Furia y sus Comandos Aulladores en una misión que les llevara a enfrentarse al Barón von Strucker y Craneo Rojo en París. Una historia sencilla que encierra, al igual que las otras narradas por el tándem Loeb/Sale en los otros colores, mucho más de lo que la acción en si muestra. Este relato es un obituario narrado por El Capitán en memoria de Bucky. Loeb construye un relato inocente y blanco pero cargado de simbolismo en el que nos muestra la especial relación que unió a Steve Rogers y a James Buchanan Barnes antes de entrar en acción y la terrible culpabilidad que azotaba al capitán por llevar a un adolescente a los campos de batalla.
Si bien es cierto que Capitán América: Blanco no iguala el nivel de las tres obras precedentes no es menos cierto que se convierte en un relato interesante por derecho propio gracias a la ambientación y al cuidado monologo que el protagonista mantiene tanto con la memoria de Bucky como con el lector. Sale, una vez más, hace un trabajo fantástico con páginas sorprendentes aunque poco arriesgadas en su composición y, misteriosamente y a diferencia de lo que ocurrió en los otros colores, sin abusar del color, valga la redundancia, que da nombre al tomo. Visualmente la obra está llena de homenajes a números de los sesenta protagonizados por el Centinela de la Libertad como el que realiza a la doble página de Captain America #113. Loeb y Sale saben lo que se hacen y ofrecen un regalo nostálgico a los lectores sin complicarse demasiado presentando una obra más solicitada por estos últimos que pensada por los autores. En si Capitán América: Blanco no ofrece nada nuevo al seguidor del personaje pero, a pesar de ello, funciona estupendamente como relato bélico y como celebración de aquel Capitán América de Jack Kirby y Joe Simon nacido, precisamente, durante La Segunda Guerra Mundial.
Aun siendo la historia más floja de la amalgama de colores de Loeb y Sale, Capitán América: Blanco merece hacerse un hueco en las estanterías de todos los aficionados al comic de superhéroes en general y en las de los seguidores del personaje en particular. La cuidada edición española ofrece interesantes extras como una desenfada entrevista a los autores, una galería de portadas alternativas y un conjunto de bocetos y encargos recuperados por Sale. Todo solía ser en blanco y negro; Los héroes a un lado y los villanos a otro. Más allá de la relación del Capitán con Bucky, este comic no plantea una sencilla y edificante trama del bien contra el mal en la que, a pesar de su deje nostálgico, se vislumbra ese sentimiento luminoso que solo las historietas del Capi son capaces de generar en el lector a la par que no descuida el objeto del deber, la valentía, el honor y la abnegación de un súper héroe convertido en un símbolo imperecedero de la libertad y los sacrificios que hay que realizar para preservarla. Les decía al principio que El Capitán América no es uno de mis personajes de comic preferidos pero si es uno de mis personajes preferidos y si lo es, es por todo lo que representa.
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