Comic Review – Kingpin: Todos los hombres del rey de Bruce Jones y Sean Phillips

Comic Review…por César del Campo de Acuña

Kingpin: Todos los hombres del rey de Bruce Jones y Sean Phillips

Anton Ego cadavérico critico al que Peter O’Toole presta su voz en esa maravilla de la animación que es Ratatouille (2007) escribió en su opinión sobre Gusteau’s (el restaurante donde se desarrolla principalmente la trama del citado clásico Disney) que los críticos prosperan con las críticas negativas, divertidas de escribir. Esto, que quizás sea una realidad para los enjuiciadores de élite, es diametralmente opuesto a lo que siento cada vez que sé que debo escribir una nota negativa sobre el trabajo artístico de alguien. No llegare a grabar que experimento síntomas tales como sudores fríos, falta de sueño o jaquecas, pero si es cierto que a medida que voy juntando letras para convertirlas en palabras que afeen el gesto de una obra lo paso realmente mal. Independientemente de que mis apreciaciones suelen costarme dinero, cuando me siento frente al teclado para inmortalizar una, tiendo a empatizar con los autores de la pieza que voy a valorar y como el fin máximo de mi existencia es estar algún día sentado en la bancada de los creadores, maltratar el fruto del esfuerzo intelectual de uno de ellos siempre resulta un suplicio.

Esta sensación resulta especialmente sangrante cuando has apostado por una obra hasta el punto de querer que te gustase y eso es lo que me ha ocurrido con el comic Kingpin: Todos los hombres del rey de Bruce Jones (guion) y Sean Phillips (dibujo). El hampón más famoso del universo Marvel siempre ha sido uno de mis villanos preferidos y dicho esto, como comprenderán, cada vez que me topo con un tebeo en el que su oronda figura y agudo intelecto tienen una importancia capital no dudo en hacerme con él. Añado que el entorno urbano y criminal, más cercano a la realidad, me embelesa ya que, a diferencia de muchos otros lectores de cómics yo no crecí entre viñetas, desarrolle el gusto por ellas siendo ya un señor con barba. No me justifico, ni excuso, simplemente señalo los motivos por los cuales las etapas más coloristas y optimistas de los héroes de la casa de las ideas no me suelen atraer. El caso es que la colección en cuestión unía estos dos elementos: Kingpin y el mundo del crimen. Pero desde las primeras páginas, como lector, ya notas que has herrado el tiro.

La edición que forma parte de mi extensa colección de cómics, empieza con dos columnas densas a modo de introducción en las que, entre líneas, podemos entrever que estamos ante un patinazo editorial que no supo conquistar al público no porque no se apreciara su calidad (como ocurrió con la línea MAX de Nick Furia), sino porque ni estaba, ni se la esperaba. El guion de Bruce Jones, es farragoso e intrincado, pero en lugar de generar suspense, lo único que crea es modorra y sopor con una historia que resuelve mal y que parece canalizada por un buen número de subtramas creadas para engordar la serie y cumplir con el expediente. Sin entrar en dimes y diretes de la continuidad, por momentos Jones mezcla West Side Story (1961) con el cine de gangsters de Martin Scorsese y por mucho peso que tenga la personalidad del protagonista el resultado no es ni mucho menos apetecible.

Desde el punto de vista artístico, y dejando a un lado la flagrante censura de una mujer desnuda en una de sus páginas a pesar de ser un comic que, por su trama y tema, están destinados a el público adulto, debo decir que aunque en un principio ese trazo un tanto sucio de Sean Phillips resulte idóneo para este tipo de tebeos no cumple. Sin llegar a “el feísmo”, visualmente no es muy llamativo y aunque las tintas y el color están bien, el dibujo no resulta especialmente atractivo. Esto choca con las portadas de Esad Ribic y hasta con las de Tony Harris. Ambos artistas prometen más con sus aportaciones a la serie que lo que Jones y Phillips consiguen con la obra completa.

Kingpin: Todos los hombres del rey ha resultado una terrible decepción y como tal me siento obligado a no recomendar este comic a ningún aficionado. Si son de aquellos a los que no les cuesta escarmentar en cabeza ajena ya saben lo que han de hacer con respecto a esta obra.