Comic Review – Lobezno: Honor de Chris Claremont y Frank Miller

Comic Review…por César del Campo de Acuña

Colección Frank Miller – Lobezno: Honor de Chris Claremont y Frank Miller

No me cuesta reconocer que nunca he sido un gran seguidor de la Patrulla-X. Aunque si es cierto que durante los 90 y a raíz del éxito de la serie de dibujos animados producida por Fox (la cual duro de 1992 a 1997 con un total de 75 episodios), salte al carro mutante con todo el equipo. Gaste una pequeña fortuna en la máquina recreativa de los X-Men de Konami, tuve algunas figuras de la serie (concretamente dos, Ciclope y Sauron) y me hice con algunos comics, aunque no demasiados. Y ahí quedo todo, aunque, evidentemente, gracias a los vagos conocimientos que adquirí sobre el universo “Muti” no dude en cacarear todo lo que puede y más sobre ellos cuando se lanzó al mercado, durante la segunda mitad de la citada década, el videojuego X-Men vs. Street Fighter. El caso es que, cuando volví a leer tebeos con asiduidad, las aventuras del grupo conformado por el Profesor Charles Xavier me resultaban terriblemente farragosas. Ya saben que, debido a la escasez de quioscos en mi zona, me faltaba fondo de armario y en Marvel, gracias a su continuidad, se dan muchas cosas por sentado lo que, irremediablemente, deja a muchos lectores fuera.

Pero, cuando hice una colección de números semanales de Daredevil lanzada al mercado para aprovechar el posible tirón de la película de Ben Affleck, conocí a Frank Miller. Desde entonces, con sus altas y con sus bajas he tratado de leer/adquirir todo el material que el guionista y dibujante ha publicado a lo largo de su carrera. Una de las últimas etapas que me faltaba por recopilar fue su paso por la colección de Lobezno de septiembre de 1982 a diciembre del mismo año. ¿Por qué motivos tarde tanto en hacerme con esos cuatro números que firmo junto a Chris Claremont y que son conocidos con el nombre de Lobezno: Honor? El principal ya lo he explicado; no me gustaban/gustan los mutantes. El segundo es la particularidad del primero, nunca he soportado al personaje creado por Lein Wein, Herb Trimpe y John Romita en 1974. Equivocadamente siempre había creído que se trataba de un personaje plano que, en los 90, se convirtió en la punta de lanza del macarrismo marvelita y por eso puse al final de la cola, o cerca del mismo, a aquellos cuatro números que fueron publicados un mes más tarde de mi llegada al mundo.

Finalmente, como no podía ser de otra manera, me hice con los citados cuatro números. Soy Lobezno, Deudas y Obligaciones, Pérdida y, el último ejemplar de la colección, Honor componen un relato en el que Claremont confecciona, con buen pulso, un traje para la personalidad de Lobezno. ¿Qué movía al popular héroe? ¿Cuál era su lugar en el mundo? ¿Quién era?…había que dejar atrás esa representación unidimensional violenta y enloquecía a la que los lectores estaban acostumbrados y construir un pasado. De esta forma el laureado escritor embarca a Logan en un viaje rumbo a Japón con el fin de encontrarse con la mujer que ama, la cual de manera súbita ha vuelto al país del sol naciente a petición de su desaparecido padre. Una vez en Tokio, Lobezno se enfrentara a los temibles ninjas de La Mano, se enamorara de una letal asesina a la que conocerá durante, perderá su honor a los ojos de su amada, conocerá la traición, chocara con un funesto plan de la Yakuza, vera a amigos morir y, por encima de todas las cosas, se encontrara a sí mismo en un trama más cercana a un relato de espías que a una aventura superheroica.

Al respecto de la historia solo puedo decir que la he disfrutado. No ha cambiado mi vida como lector pero si mi concepción al respecto del personaje. Creo que, en absoluto, ha envejecido mal. Es cierto que algunas líneas de guion pueden resultar un tanto vergonzosas pero la narración, tanto literaria, como visual rinde a un excelente nivel. En cada página hay algún elemento de construcción que puede hablar del pasado, del presente y del futuro de Lobezno y aunque, debido a la continuidad, en las primeras viñetas Claremont no duda en recordarnos, a lo largo de los cuatro números, los poderes del popular X-Men, creo que todo lo orquestado entre Miller y el citado escritor tiene una razón de ser para con la historia. Juzgar este relato con la visión que tenemos hoy en día de los comics es algo totalmente ridículo y poniéndome en la piel de los lectores de 1982 puedo entender porque este tebeo no dejo a ningún aficionado indiferente. Por otro lado el trabajo de mi idolatrado Frank Miller es maravilloso. Cargado de fuerza y dinamismo, su composición resulta original y muy potente. Miller se mueve como pez en el agua entre ninjas y espadas.

Evidentemente se trata de un Frank Miller que, aun economizando en el dibujo en comparación con otros artistas de la época, narra de manera magistral la acción. Si haber caído en el feísmo que caracteriza sus últimas obras, Miller ofrece un dibujo cargado de personalidad en el que destaca la fluidez de su trazo para con los momentos de mayor energía. En general puedo decir que he disfrutado de Lobezno: Honor de Chris Claremont y Frank Miller. Dada mi bisoñez con el personaje no sabría decir si se trata de una de sus mejores historias pero si puedo recomendar su lectura. Y no, no la recomiendo solo a los aficionados a los superhéroes Marvel, a los lectores habituales de la Patrulla-X (independientemente de la generación a la que pertenezcan) o a los seguidores de Lobezno. La recomiendo a todos aquellos que, como yo mismo, disfrutan de un buen relato narrado en viñetas. Este comic fue un antes y un después para el más popular de los X-Men. Claremont y Miller pergeñaron un pasado por medio de una trama absorbente en la que espías, asesinos a sueldo, ninjas, samuráis y yakuzas se dan cita en una trágica historia de amor, deber y honor.