¡Cómics!

Aprovechando que tengo tiempo, tiempo para dedicarme a lo que me gusta, pues lo aprovecho ya sea leyendo cómics, viendo mil y un documentales, leyendo a Isaac Asimov... etc.
Esta entradilla corresponde a los cómics.
El primero es: El niño Rock.
Sergio Mora es el ilustrador que firma como Magicomora este cómic tan molón con tintes surrealistas y arte pop. ¿Quién no ha soñado con ser una estrella del rock? Yo creo que todos, aunque no sea de rock, de tu estilo de música. Pues bien, nuestro protagonista es un niño que se llama Rock y que tiene un sueño, ser una estrella del rock. Tendrá que superar su timidez y hacer un grupo, Los Mocos, ensayar y presentarse a un concurso. Pero no lo tendrá tan fácil ya que tiene un profesor llamado Arsenio que odia a su familia y que encima, tiene un hijo que se llama Virus. Este niño malo malo llamado Virus tiene tres secuaces también malos que son robots. Así que con esta premisa, las risas están aseguradas. Este Magicomora es un tío de lo más original y me encanta.
La maldición de los treinta denarios

Y ahora le toca el turno a uno de esos cómics que me encantan por ser de lo más old school, es decir, de la forma de contar historias como las de antes, con toda su trama con unos buenos personajes y una historia siempre te despierta el interés. Estoy hablando de las aventuras de Blake y Mortimer, personajes de Edgar P. Jacobs, que en esta ocasión rescata el famoso guionista Jean Van Hamme con un nuevo equipo de dibujantes, que lo hacen la mar de bien. En 1946, Jacobs, alumno aventajado de Hergué, creó esta serie y muestra un estilo único que recuerda a las historias de antaño.
Lo único malo que le encuentro al cómic es que tiene varios tomos y yo claro, no lo sabía, así que ahora tengo que ir en busca del otro para saber el desenlace. Pero vayamos por partes, contaré resumidamente de qué va la historia.
Hace más de dos mil años, Judas Iscariote, vendió a Jesús por treinta denarios de plata. La Biblia dice que se suicidó al arrepentire, ¿pero y si no fuera cierto? ¿y si Judas no murió realmente y continuó vivo cargando con su tormento? Así surge esta trepidante historia que llevará a nuestros protagonistas a la Grecia clásica y seguir el rastro de estos denarios que por cierto, traen mala suerte a quién los posee.