Revista Opinión

Comida barata. Buena para su bolsillo, no para la agricultura

Publicado el 29 octubre 2016 por Leonhor

VERDURAS - Foto FAO

Por Baher Kama

ROMA, 24 oct 2016 (IPS) – Si le dijeran que los precios de los alimentos están bajando en todo el mundo seguramente pensaría que es una muy buena noticia. Pero los más de 500 millones de pequeños agricultores familiares, que producen hasta 80 por ciento de la comida en algunas zonas, no opinarían lo mismo.

De hecho, la caída de los precios podría socavar los esfuerzos internacionales para erradicar el hambre y la pobreza extrema, advirtió José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

“Los bajos precios de los alimentos reducen los ingresos de los agricultores, especialmente de los agricultores familiares pobres que producen alimentos básicos en los países en desarrollo”: José Graziano da Silva.

“Los bajos precios de los alimentos reducen los ingresos de los agricultores, especialmente de los agricultores familiares pobres que producen alimentos básicos en los países en desarrollo. Esa reducción en el ingreso de dinero en efectivo a las comunidades rurales también reduce los incentivos para nuevas inversiones en la producción, la infraestructura y los servicios”, explicó.

Para evitar estos impactos negativos, Da Silva recomendó la adopción de medidas para asegurar ingresos dignos a los pequeños productores.

Los precios de los alimentos volvieron a la tendencia a la baja a largo plazo en términos reales, a medida que la oferta supera a la demanda en todo el mundo.

Esto sucede al aumento de los precios entre 2008 y 2012 y a un período prolongado de volatilidad en los mercados de alimentos, señaló Da Silva en una reunión de alto nivel sobre los precios de las materias primas agrícolas, celebrada en la sede de la FAO en Roma a principios de este mes.

“Como responsables de políticas, ustedes se enfrentan al desafío de mantener alimentos nutritivos al alcance de los pobres, al tiempo de asegurar buenos incentivos para los productores, incluidos los agricultores familiares”, declaró ante los ministros de Agricultura y Comercio presentes.

Da Silva subrayó la necesidad de considerar la actual situación en el contexto de los esfuerzos de la comunidad internacional para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿El comercio puede funcionar para todos?

El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevedo, cree que “en las circunstancias adecuadas” el comercio brinda las oportunidades de unirse a los mercados globales y ayuda a crear incentivos para la inversión y la innovación de los productores.

La “decisión histórica” que los miembros de la OMC adoptaron en Nairobi en diciembre de 2015 para eliminar los subsidios a la exportación agrícola, “ayuda a nivelar el campo de juego en los mercados agrícolas, en beneficio de los agricultores y exportadores” del Sur en desarrollo, según Azevedo.

La distribución de semillas ayuda a los agricultores de Etiopía a recuperarse después del fenómeno climático de El Niño. Crédito: FAO

La distribución de semillas ayuda a los agricultores de Etiopía a recuperarse después del fenómeno climático de El Niño. Crédito: FAO

Da Silva apunta al potencial del comercio como forma de contribuir a la seguridad alimentaria y a una mejor nutrición, y subraya específicamente su papel como “herramienta de adaptación” al cambio climático”, que se prevé que reduzca la producción agrícola en algunos países.

Pero el funcionario añadió que una mayor apertura al comercio “también puede traer riesgos”. Si este no se gestiona bien, “puede socavar la producción local y por consiguiente, los medios de vida de la población rural pobre”, advirtió el director de la FAO.

La eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas que afectan los precios en los mercados mundiales podría ser una manera de mejorar el comercio con el fin de “beneficiar a los pequeños agricultores en los países en desarrollo y generar prosperidad en las zonas rurales”, expresó Da Silva.

“El objetivo de estas políticas es construir un círculo virtuoso en la producción local y el consumo local. Para prosperar, estas medidas necesitan una fuerte colaboración entre las instituciones responsables de la agricultura, el desarrollo rural, el comercio, el ambiente, la nutrición, la salud y la seguridad social”, afirmó.

Da Silva informó que la FAO busca impulsar sus sistemas de modelización para comprender mejor las variaciones en los precios y los cambios en las tendencias y ayudar a los países a formular políticas apropiadas.

En este sentido, la publicación Perspectivas Agrícolas, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y la FAO, prevé una alta probabilidad de que en los próximos 10 años se produzcan bruscos aumentos en los precios, principalmente como resultado del cambio climático.

La publicación añade que los precios de los principales cultivos, de productos ganaderos y la pesca cayeron en 2015, lo que indica que “es muy probable que la época de altos precios para todos los subsectores haya concluido”.

Los precios de la carne cayeron desde su máximo histórico en 2014, y el valor de los productos lácteos continuó el descenso iniciado en 2013, mientras que los precios de los cultivos siguieron descendiendo desde el pico logrado  en 2012, informó.

Los principales factores que explican el descenso de los precios

La caída de los precios se debe a “varios años de sólido crecimiento de la oferta, lo que debilita el crecimiento de la demanda debido a la desaceleración económica global, el descenso de los precios del petróleo y una mayor acumulación de existencias, ya abundantes”, añade la publicación.

Durante el decenio que abarca Perspectivas Agrícolas se prevé que el crecimiento de la demanda de alimentos disminuya progresivamente. La expansión demográfica mundial, la principal impulsora de la demanda, está bajando, mientras que se prevé que el aumento de ingresos en las economías emergentes sea más débil.

Al mismo tiempo, los consumidores, especialmente en las economías emergentes de gran población, exhiben una propensión menor a gastar sus ingresos en el consumo de alimentos básicos. La demanda de carne, pescado y productos lácteos crecerá relativamente con fuerza, lo que elevará la demanda de cereales secundarios y harinas proteicas.

“Se prevé que la demanda de productos agrícolas para la producción de de biocombustibles se estanque debido a los bajos precios de la energía y a políticas de biocombustibles más conservadores en varios países”, añade la publicación.

¿Cuántas familias de agricultores hay en el mundo?

Existen más de 570 millones de granjas en el mundo y más de 500 millones pertenecen a familias, según Sarah K. Lowder, Jakob Skoet y Saumya Singh, autores de un estudio de antecedentes para el informe de Estado de la Alimentación y Agricultura, que la FAO publicó en 2014.

“Las explotaciones familiares representan la gran mayoría de las granjas en el mundo, pero menos de la proporción de las tierras agrícolas del mundo, lo que significa que son, en promedio, más pequeñas que las fincas no familiares”, dicen los expertos.

Se calcula que la mayoría de los establecimientos agrícolas son muy pequeños. Más de 475 millones tienen menos de dos hectáreas de extensión, y más de 410 millones no superan la hectárea.

Traducido por Álvaro Queiruga


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