Revista Cultura y Ocio
[1. Los perros policía]
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correrán tras la plomada, devorarán la pancarta
tras la punzada del frío, tras un dolor cualquiera
por los presos políticos, por los encarcelados comunes, por
cualquiera que garabatee con negro las paredes blancas del
palacio
que seáis atentos-exijo- con todos y cada uno de mis
familiares
invitarles a abandonar la habitación del llanto no es el mejor
de los festejos
tu perro confunde a sus vecinos, ladra a la tercera edad; a la
vecina de enfrente, a su hijo parapléjico
mordisquea los tobillos a la infancia
sobras, hoy hay sobras; desperdicios retales
muéstranos el plato embabado
la videncia, el rostro
la satisfacción
cómo el furor súbito, el tic facial
el exceso de salivación
los ladridos:
repentinos convulsivos:
no es el pueblo clamando agua
para su sed
te he visto lamer el bazo
y recuerdo la patada,
la cancha deportiva o el chaflán entre el edificio viejo y la
ferretería de siempre;
rememoro el silbido de la pelota de goma, el vacío de la
cuenca del ojo, al ojo en sí,
a la mujer bella de pelo rizado, al joven retorciéndose en
hojas verdes como la cepa, cuya fruto es la uva sangre
animales de compañía,
sí, pero quién recogerá la heces de las mascotas
los escribidores amasan los ladrillos de nuestras ciudades
hacen la tierra, cincelan los árboles con el llanto de las viudas;
consiguen que el río desemboque en un panfleto o en un
cuaderno de poemas:
los únicos dioses en nuestro tiempo:
Comida para perros, de Gsús Bonilla. Baile del Sol, 2014. 100 páginas.