La ansiedad que genera el estrés, la monotonía de una vida cotidiana, las frustraciones o hasta la propia gratificación de los logros alcanzados, lleva a muchas personas a comer, para así calmar dicha sensación.
Es cierto que la comida alivia, pero cuando las tensiones de la vida llevan a un ataque de ansiedad, no es recomendable que la comida consumida produzca más ansiedad.
¿Por qué ocurre esto? Hay un estrecho vínculo entre la comida y las emociones. De hecho, la ansiedad tiene ciertas manifestaciones físicas en el organismo que podrían explicar la mayor necesidad de comer.
Con la ansiedad, crecen los niveles de adrenalina. Dicho aumento, reduce la capacidad para el autocontrol, lo que os puede hacer más susceptibles de seguir comportamientos malsanos como fumar más o comer demasiado. La serotonina, un neurotransmisor cerebral relacionado con el ánimo, participa en el control del apetito. Los bajos niveles de la misma se relacionan con una mayor ansiedad por comer, sobre todo, dulces. Y ahí empieza el problema….
Otro de los principales enemigos de la ansiedad es la sensación de hambre producida por llevar muchas horas sin probar bocado.
Aquellos que desayunan escasamente, toman un almuerzo frugal y no meriendan, muchas veces llegan a la hora de la cena con un apetito feroz, (su nivel de glucosa en sangre está baja), y con la necesidad de comer impulsivamente Además y por lo general, en estos casos, suele apetecer comer alimentos energéticos como el chocolate. Ha comenzado el círculo vicioso.¿Qué se puede hacer para evitarlo?
Se deben ingerir cinco tomas diarias de alimento regularmente. Desayuno, tentempié a media mañana, almuerzo, merienda y cena. Saltarse alguno de ellos puede hacer que se llegue a la siguiente toma con un hambre voraz (y con ganas de picotear o de arrasar con la nevera).
Se deben ingerir alimentos ricos en magnesio, triptófano y vitamina B (entre ellas la B6, la B1 y la B12), para mantener los nervios a raya y bien nutridos. (Aunque se esté siguiendo una dieta hipocalórica, se debe comprobar si se ingieren alimentos ricos en estos nutrientes).
El magnesio, por sus propiedades relajantes, ayuda a mantener a raya el ritmo cardiovascular, por lo que es un buen complemento dietético para calmar la ansiedad. Para asegurar el aporte diario necesario de magnesio, es suficiente con comer 4 ó 5 nueces al día, o bien un puñadito de frutos secos. Las legumbres, los alimentos integrales y las verduras de hoja como las acelgas o las espinacas, también concentran buena dosis de dicho mineral.
El aminoácido triptófano, componente de las proteínas, se transforma en serotonina mediante complejos ciclos metabólicos, lo que permite mantener sus niveles adecuados en el organismo (los bajos niveles de serotonina se asocian con un bajo estado de ánimo). Por eso, es conveniente reservar las proteínas animales (carnes, pescados o huevos) para la cena, ya que éstas, garantizan el aporte diario de este aminoácido (los que no coméis carne podéis optar por los derivados de la soja o Quorn). Un vaso de leche caliente (puede ser vegetal) antes de ir a dormir puede ser un buen estimulante del sueño, por la cantidad de triptófano que contiene. (Si queréis saber más sobre el triptófano y obtener consejos sobre como lidiar la ansiedad os animo a leer el libro “Triptófano, el secreto para volver a ser tú“, así como visitar su blog).
La vitamina B6 participa en la síntesis de serotonina a partir del triptófano, así como en la formación de las vainas de mielina de las neuronas, necesaria para que estas células transmitan correctamente los mensajes. Su deficiencia causa nerviosismo y ansiedad.
En una época de mucho nervios o estrés, es aconsejable acostumbrarse a tomar copos de avena o muesli con levadura de cerveza durante el desayuno, o añadir estos complementos dietéticos a las ensaladas, zumos o yogures, para enriquecer la dieta diaria con vitaminas del grupo B.
Es aconsejable comer mucha fruta, verdura y cereales integrales, ya que todos ellos contienen carbohidratos complejos que actúan como tranquilizantes al incrementar la cantidad de serotonina, (neurotransmisor con propiedades relajantes), en el cerebro. Por el contrario se debe evitar el azúcar simple, dulces, bollería.
La cafeína puede provocar nerviosismo o ansiedad. Es recomendable sustituirlo por una bebida de achicoria o mezcla de cereales (cebada, malta y centeno) para beber. Otra buena opción es tomar una taza de té relajante como rooibos o manzanilla por la mañana, y valeriana o tila por la noche. Lógicamente se deben evitar todas las bebidas a base de cola y cafeína.
Además de una dieta saludable diseñada para nutrir al organismo y apoyar los procesos fisiológicos, existen diversos métodos específicos para manejar el estrés de manera efectiva:
Usar alguna técnica de relajación para calmar la mente.
Promover una actitud mental positiva.
Practicar ejercicio físico para mejorar la tolerancia al estrés.
¿Y vosotros? ¿Cómo lleváis las épocas de estrés? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!Besos desde mi blog!!!