Marzo está a la vuelta de la esquina, se acerca peligrosamente… y yo voy a lanzarme con un nuevo reto que llevaré a cabo durante próximo mes: alimentarme de comida real. Sé que este post va a generar debate, sé que habrá quien de repente me mire con otros ojos porque desconocía esta faceta mía (quienes me conocen de verdad ya la tienen asumida). Desde que hace unos años empecé a interesarme por el minimalismo y la vida sostenible, mi alimentación ha cambiado radicalmente. El cambio ha sido lento, pero claro, si miro atrás, la diferencia entre cómo y qué comía hace tres años y lo que como ahora… es abismal. Soy un poco radical con la comida. Lo llevo en secreto, pero es así, jajaja. Y eso que yo me considero “floja” en muchas ocasiones, especialmente cuando salgo de casa, como con amigos o voy de visita.
El caso es que el tema de la alimentación es primordial para mí. Creo firmemente que podemos prevenir muchos problemas con una alimentación adecuada (no hablo de milagros, hablo de los cientos de estudios que prueban que lo que comemos influye directamente en el desarrollo de la mayoría de enfermedades crónicas). Y en definitiva, encontrarnos mejor. Lo sé porque he hecho el cambio y he visto los resultados. En pocas semanas puedes notar la diferencia a niveles de energía, de cómo funciona tu cuerpo… hasta lo notas en el estado de ánimo.
Buscando recetas sanas y un poco de inspiración a través de Instagram, me topé con Carlos Ríos. ¡Y soy fan! Sé que hay muchos otros nutricionistas fantásticos en las redes, pero es que yo con los memes y el humor de Carlos, me parto. Para mí es el maestro por excelencia del movimiento real fooding. Porque demuestra que comer bien es divertido, que es posible no comer solo lechuga ni tener que hacerse vegetariano para comer sano. Y además, porque va al gimnasio. Os preguntaréis por qué ese detalle es importante, si yo no voy ni iré nunca a un gimnasio. Pues bien, porque estoy harta de que cuando le explico a la gente todo este tema, me salte con que como van a entrenar necesitan comer bla bla bla, proteínas, bla bla bla, suplementos, bla bla bla, para ponerse fuertes y tener energía suficiente para su ajetreada vida. Y NO. Todo es o es falso, otro mito alimenticio más. Entonces yo les remito a Carlos Ríos, y les pongo sus fotos y vídeos para que vean que está fuerte, que entrena y que come comida real ;)
Durante todo el mes de marzo seguiré su reto de un mes con comida real. Aunque ya es más o menos cómo me alimento normalmente, voy a poner especial atención para evitar fallos (a veces como algo que sé que es malo porque simplemente es más fácil comerlo y ya), a pesar de que también voy a adaptarlo a mí. Me gustaría compartir todas mis comidas de ese mes, y he pensado en hacerlo a través de Instagram Stories por su inmediatez. ¿Quién se une?
LO QUE PUEDES Y DEBES COMER DURANTE EL RETO
En el post que os he enlazado tenéis todo al detalle, pero vamos, se trata de comer comida real, aquella que no está ultraprocesada, dando prioridad a verdura y fruta.
– Verduras.
– Frutas.
– Frutos secos y semillas.
– Tubérculos y raíces.
– Legumbres (pueden ser ya cocidas y en bote).
– Pescados (las conservas y congelados también).
– Huevos.
– Carnes de calidad.
– Cereales integrales.
– Aceites vírgenes.
– Lácteos de calidad (y sin azúcar).
– Café, cacao (puro, o en tableta con un mínimo del 70%) e infusiones.
– Hierbas y especias.
Dentro de estos alimentos, voy a intentar reducir mi consumo de carne, que no es mucho, pero quiero que se limite a una vez por semana. Daré prioridad a carne ecológica o de campo, y a las frutas y verduras de temporada, cuando pueda, también ecológicas. Los huevos hace años que los compro ecológicos. Respecto al tema lácteos, ya sabéis que hace muchos años que no tomo leche de vaca, y hace un tiempo también dejé de consumir lácteos de vaca. Solo tomo quesos y yogur (que hago en casa en la yogurtera) de leche de cabra y oveja.
LO QUE DEBES EVITAR
Básicamente, todos los ultraprocesados ;)
– Refrescos.
– Bebidas energéticas.
– Zumos envasados.
– Lácteos azucarados.
– Bollería.
– Pan blanco.
– Carnes procesadas (como por ejemplo, embutidos o fiambre, salchichas frankfurt, etc.).
– Pizzas (de las congeladas o ya hechas).
– Galletas.
– Salsas comerciales.
– Cereales azucarados y barritas.
– Precocinados.
– Dulces y helados.
– Productos dietéticos.
– Patatas fritas (y otros snacks de bolsa).
Aquí en realidad lo tengo fácil. La mayoría de estos productos no los consumo desde hace años. Pero es un poco más difícil cuando comes fuera o vas a casa de alguien y es lo que hay disponible. Respecto al alcohol, también hay que evitarlo, aunque sí puedes tomarte una cerveza a la semana.
¿CÓMO DIFERENCIO ENTRE LO QUE SÍ PUEDO COMER Y LO QUE NO?
¡Mira las etiquetas! Es importantísimo. Lee con atención el post de Carlos Ríos para aprender a identificar los ultraprocesados insanos y los buenos procesados que son comida real.
Ojo, que escojas comida real no significa que simplemente por el mero hecho de no ser ultraprocesada sea saludable y que puedas comer lo que te apetezca. Por ejemplo, las patatas fritas en casa con aceite de oliva virgen son comida real, pero comerlas todos los días o comerte un kilo, por muy caseras y con ingredientes saludables que estén hechas, no será saludable. Lo mismo que si me hago un bizcocho con harina integral, cacao puro, mantequilla, leche y huevos. Es comida real, pero si me lo como de una sentada, pues no será muy saludable. Creo que nos entendemos.
Instagram! Os vais a reír y aprenderéis un montón sobre este movimiento.