
La situación era tan alarmante que mis amigos decidieron nombrarme espía. No aguantábamos ni un minuto más. Repté hacia ellas entre los árboles, cual serpiente. La emoción me poseía y creo que hasta me temblaba el pulso. Justo antes de ser descubierto alcancé a escuchar algo sobre tetas y sujetadores. Al verme se alarmaron mucho y me soltaron un bofetón. Dolió bastante, la verdad. Días después, entre todas, raptaron a mi mejor amigo para preguntarle si sabía dar besos con lengua. No nos contó demasiado, pero regresó extrañamente contento. Aquella fue la última tarde que se dejaron caer por el parque. Las veíamos pasar por la carretera, subidas en las motos de chicos de bachillerato. Según mi padre se habían convertido en mujeres. A nosotros todavía nos quedaban muchas pipas por pelar.