Siempre se ha dicho que el hombre en primera instancia ha deseado cambiar al mundo antes que a él mismo. Hay una idea persistente en la psiquis del ser humano de ayudar sin saber que quien necesita ayuda es su propia existencia. No es mero egoísmo, pero hasta que el hombre no se reconozca a sí mismo no puede ayudar a nadie, no tiene las herramientas sólidas para hacerlo, pero en su propia ignorancia insiste en cambiar a quienes están en su entorno y bajo esta idea empiezan sus propios conflictos y sufrimientos, porque quien está del otro lado no quiere cambiar.
Intentar cambiar al mundo, antes de cambiar nuestro mundo interno, es imposible, es vana ilusión. Es luchar contra la naturaleza de las cosas mirar primero hacia afuera que hacia adentro, es como querer arreglar primero la casa del vecino que la nuestra.
Las desgracias y desilusiones de la humanidad tienen siempre la misma causa; radica en la negación de encontrarse antes a sí misma, porque está muy ocupada en una vida superficial, actuando como salvadora de otras almas. Comenzar a revisarse a sí mismo tampoco es fácil, requiere de iniciativa propia con mucha voluntad y persistencia en el tiempo. De la noche a la mañana nadie puede alcanzar su evolución, nadie puede trascender con solo decirlo, hay que tomar consciencia primero de nuestra misión en esta vida y luego dedicar tiempo a la conexión con nuestra fuente, a alcanzar una verdadera relación divina donde nuestro Ser se funda con la Luz infinita que llevamos dentro. Es el conocimiento más difícil, pero el más sublime, el que debemos hacer en esta vida.
Lo más trascendental es que mientras más te conoces, más quieres saber de ti, de las profundidades de tu Ser, para Realizar a Dios que es el fin último, donde todo tiene sentido, porque desde allí se comienza a contemplar la dicha de ser hijos y a la vez Uno con el Creador del Universo y universo a la vez en todo lo que nos rodea. Es un viaje que te invito a hacer, nunca es tarde, el momento siempre es Ahora.
Hasta la próxima publicación…
Zuluan Orion