Cruzamos el océano, previa escala en Madrid. Muchas horas por los aires, tiempo para dormir (menos de lo que quisiera), para pensar, para leer… Extraña sensación al contemplar a un grupo de gente sentada en una cabina en tinieblas. Familias que retornan a su tierra tras una larga etapa en España. Historias tristes y algunos reencuentros.
Otra escala en Buenos Aires, ya sólo se escucha un acento, el reloj retrocede 4 horas y la moneda es el peso (aunque mejor si pagas en dólares o euros, mejor para ellos, aclaremos). Rumbo a Iguazú, primera parada.
Para no aburrir y repetirme, adelanto que todo este viaje me ha fascinado, enamorado, maravillado…. Dicho esto, unas pocas imágenes.
Desde un helicóptero (por si había sido poco vuelo). Era la primera vez que me subía a uno, y es algo increíble.
Estamos en Brasil, cruzamos la frontera para observar ese lado de las grandiosas cataratas.
Próxima entrega: del lado argentino, más agua que cae.