Escuchaba en el telediario, y posteriormente leía en el periódico que hoy comenzaba también el curso del Bachillerato de Excelencia de la Comunidad de Madrid. Y me hervía la sangre al leer la noticia de que esto había sido motivo de concentración y protesta por parte de algunos profesores, de esos indignados de camiseta verde... Recordaba, además, lal conversación que mantenía hace unos días con una profesora de la escuela pública:
- Compañera, Negre, hola -me saludaba-. Iniciamos las protestas dentro de poco...
- Pues la huelga, para vosotros -le respondía-. Sois unos insolidarios.
- Mujer, que claro, como a vosotros no os afecta nada del recorte presupuestario...
- Claro, porque nos pasó el curso pasado, junto con la bajada de sueldo, mayor que la vuestra, y el despido de cientos de profesores de la escuela concertada -le respondía yo, notando cómo se me iba hinchando la vena...
- Es que no nos apoyáis -protestaba ella.
- Yo, desde luego, no. Estáis politizando la situación.
Yo ya expliqué aquí mi postura sobre este Bachillerato de Excelencia que arrancaba hoy. Como decía hoy el director del instituto donde se va a llevar a cabo esta experiencia piloto, estos 103 alumnos necesitan un entorno donde estar motivados. Más claro, agua: desde mi experiencia, más o menos larga, los alumnos con brillantes expedientes académicos acaban cansados, hartos, desmotivados, sí, de tener que aguantar las impertinencias de los que están ahí calentando silla, las faltas de respeto, la poca gana por el estudio, el todo vale. No quiero decir que todos los alumnos con notas medias sean así, pero cuando en una clase se junta un grupo que no tiene interés por el esfuerzo, el trabajo, el respeto y la curiosidad por aprender (con la base, además, de una deficiencia clara en comprensión lectora y escrita), el pequeño grupo que sí quiere aprender se acaba aburriendo. Y, lo que es peor, las familias protestando porque sus hijos tienen que ver cómo el nivel educativo baja, así como no la violencia escolar, y no pueden dar lo mejor de sus capacidades.
Los profesores que esta mañana pedían una educación pública de calidad parece ser, según el periódico, que son los mismos que protestan, junto con la profesora a la que hacía referencia más arriba, por una mejora de la calidad educativa, más profesores, supongo que más medios... Por supuesto que los recortes presupuestarios deberían hacerse en otros campos, y no en la educación y la sanidad, dos servicios públicos esenciales para el común de los mortales, pero yo me pregunto dónde estaban estas concentraciones y protestas cuando las pruebas de diagnóstico de la Comunidad de Madrid y las de nivel nacional demostraron el curso pasado que los alumnos españoles presentan serias deficiencias, en general, en las instrumentales (Lengua y Matemáticas).
O por qué no protestaron cuando a la escuela concertada se le aplicó el recorte presupuestario.
O dónde estaban cuando se ha hecho cada vez más evidente el deterioro del esfuerzo, la responsabilidad y el saber estar en sociedad en nuestras aulas -concertadas y públicas.
O por qué no se hace una convocatoria de huelga y manifiestación seria, donde no se usen con fines políticos a los alumnos -menores de edad la mayoría-, en favor de un cambio legislativo a nivel nacional, buscando el consenso político (basta ya de cambios educativos cada vez que hay un nuevo partido político en el poder), reforzando la autoridad del profesor, acotando el intrusismo de las familias, favoreciendo el diálogo entre profesores, padres y alumnos, impidiendo el paso de curso con once suspensas, premiando el esfuerzo, atendiendo de forma real a las capacidades de todos los alumnos -no sólo de los que tienen niveles más bajos-, creando un grupo de asignaturas básicas de letras y ciencias común a todos los alumnos. Por ejemplo.
O, tal vez, como le contestaba a la profesora aquella:
- ¿No será que protestas porque, en vez de tener este curso 12 alumnos en tu clase de Lengua, vas a tener 25, y deberás realizar tú solita apoyos, refuerzos y desdobles? Igual es que la protesta va por ahí...
O es que, tal vez, hay elecciones generales dentro de dos meses... Qué casualidad.