Commercial coffee outfit

Una fría mañana de finales de octubre, te levantas, con un nudo en el estómago y unas ganas irrefrenables de que comience el día. Esa mañana es diferente, porque el juego aficionado de aspirante a periodista se materializa, nada menos que en una entrevista a Juan Ramón Lucas para un trabajo de Periodismo Interpretativo. Uno de esos ejemplos a seguir en una profesión corrompida, fuentes de sabiduría y lecciones de vida, estará frente a ti en pocas horas. Nunca sabes si estarás a la altura, y eso da mucho miedo. Mientras la adrenalina te recorre el cuerpo en forma de hormigueo, te vistes, mirándote al espejo aún con ojos de sueño y repitiéndote mil veces que crees en ti misma. Con las manos temblorosas apenas puedes abrocharte los botones de tu blusa, seguramente te pongas los calcetines del revés, y el maquillaje no sea suficiente para cubrir las ojeras del insomnio sufrido por la emoción, pero no importa. Tras un desayuno rápido te lanzas a la gran ciudad, para dirigirte con paso apresurado, réflex al cuello y los ojos siempre puestos en el reloj, al lugar de encuentro, un bohemio café de autor. Sabes que será irrepetible e inolvidable fuera como fuere, así que pones tu mejor sonrisa cuando ves al personaje dirigirse a la puerta donde tu esperas. Cuando llega el momento decisivo, respiras hondo y te dispones, todo lo decidida que tus nervios te permiten, a dejar escapar, desde tu fuero interno, el poco potencial que has logrado aprender hasta el momento. Y no, no vale lamentarse de la conclusión, solo aprovechar la oportunidad, y vivirla, vivirla profunda y frenéticamente.
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