Una vez aclarado que tener buen humor no es lo mismo que estar de buen humor, voy a plantearte una situación típica que a cualquiera nos puede ocurrir en nuestro día a día, y dos formas de afrontarla, para que analices con cuál de ellas te sientes más identificado.
“Sales de casa por la mañana, llegas al garaje y el coche no arranca. Acabas cogiendo el autobús pero has llegado quince minutos tarde a la oficina y tu jefe te mira con su mala cara de siempre y aprovecha para recordarte que nos has cumplido tus objetivos de venta de esta semana.”¿Cómo reaccionas?Opción AEn el momento piensas: “Vaya debe de haberse descargado la batería. Bueno, ya llamaré al seguro por la tarde, ahora sería imposible que llegaran a tiempo de arreglarlo. Hay una parada de bus cerca y a lo sumo en quince minutos tiene que pasar uno.”
Al llegar al trabajo:“Lo siento, se me ha quedado el coche sin batería. ¿Los objetivos de esta semana? Sí, todavía no he conseguido cerrar ninguna venta pero tengo a un par de posibles clientes a los que pensaba llamar hoy mismo.”
A lo largo de la mañana: “Vaya, y ahora que lo pienso, esta tarde había quedado con… ¿Aplazaré la cita para poder llevar el coche al taller, o…? No, mejor aplazo lo del taller para asistir a esta cita, y mañana ya me levantaré un poco antes para coger el bus a tiempo"
Opción B
En el momento piensas:“¡Otra vez este coche dándome problemas! ¿Y ahora qué hago? Tendré que coger el autobús, que a estas horas siempre va a tope, y encima para llegar tarde.”
Al llegar al trabajo, con tu jefe...“¿Los objetivos de esta semana? Ya, ya sé que no he cerrado ninguna venta pero es que no doy abasto con todo el trabajo que tengo y encima nuestros precios no son competitivos. Y si al menos me diera una palmadita de vez en cuando…”
Luego, durante la mañana...“Y encima esta tarde había conseguido quedar con... Pues nada, tendré que cancelar la cita para llevar el coche al taller ¡Y ya verás la factura como sea algo más que un problema con la batería!”¿Cómo actúa la gente de buen humor? No te instales en la amargura, en el pesimismo.
por supuesto que no vas a cancelar esa cita, ¡faltaría más!
Repasa lo bueno
“Vaya, gracias a que cogí el autobús me encontré con un amigo al que hacía tiempo que no veía y pasamos un buen rato hablando de los viejos tiempos; y por cierto que el autobús es bastante cómodo y encima no hay que preocuparse por buscar aparcamiento de manera que es posible que lo coja más veces…”No culpes a los demás de tus errores ni te engañes a ti mismo
“Quizás mi jefe tiene algo de razón con lo de los objetivos, y aunque es verdad que he tenido bastante trabajo, también es posible que esta semana tampoco me haya organizado muy bien…”
No te canses de dar aunque no siempre recibas lo que te mereces
“A mi jefe sólo le preocupa quedar bien con sus superiores y nunca me felicita por mis logros; pero bueno, a mí me basta con estar satisfecho conmigo mismo y saber que hago todo lo mejor que puedo”
No anticipes lo malo
Ponerse en lo peor supone un desperdicio de energías...
¿y si después lo malo finalmente no ocurre?
imagen: Adarve Photocollage, retoque fotográfico