Revista Religión
“Así, no es la voluntad del Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeñitos.”
No es la voluntad del Padre que ninguno se pierda y su corazón se duele por aquel que se descarría y se va del buen camino que Él había trazado para esa persona y nuestro Padre se alegra en sobremanera cuando regresa.
La pregunta es ¿y nosotros?
Cuantas veces no he escuchado a cristianos decir que X o Y persona se debe estar “quemando en el infierno” y lo dicen como quien habla del clima. No hay dolor, no hay misericordia, no hay caridad, amor, compasión ni humildad.
Y es tan hermoso el pasaje, porque luego Jesús habla del protocolo para acercarnos a un hermano que hace algo en contra nuestro y como debemos agotar todos los recursos a nuestro alcance: el personal, los amigos y finalmente la iglesia para hacerlo volver al camino.
Como seguidor de Jesús yo debo identificarme con lo que el Padre se identifica, me debe doler lo que al Padre le duele, me debo alegrar por lo que Él se alegra y debo conmoverme por lo que conmueve su Corazón.
Padre, danos de tu misericordia y de tu amor, que en vez de emitir juicios y hablar de lo mal que le va a ir a mi hermano que se descarría de tus caminos, pueda verlo como tu lo ves, pueda aplicar tu misericordia y compasión. Que podamos amar sin condición y perdonar aunque tengamos la razón.
-Inspirado en el devocional Tiempo con Dios del 19 de Febrero de 2016, Mateo 18:12-20