Todos hemos oído hablar de la ansiedad, conocemos a alguien que nos ha hablado sobre este problema o lo hemos experimentado nosotros mismos en algún momento de nuestra vida. Normalmente aparece ante la anticipación de eventos negativos futuros o cuando nos enfrentamos a una situación que nos genera malestar por diversos motivos, aun sabiendo que no existe un peligro real.
Según DSM (manual diagnóstico de los psicólogos) podríamos definir el ataque de ansiedad o ataque de pánico como la parición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos:
- Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca Sudoración.
- Temblores o sacudidas.
- Sensación de ahogo o falta de aliento.
- Sensación de atragantarse.
- Opresión o malestar torácico.
- Náuseas o molestias abdominales.
- Inestabilidad, mareo o desmayo
- Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo).
- Miedo a perder el control o volverse loco.
- Miedo a morir.
- Sensación de entumecimiento u hormigueo.
- Escalofríos o sofocaciones.
Es probable que os sintáis identificados con algunos de estos síntomas ya que no es raro que hayamos sentido ansiedad en uno o varios momentos de nuestra vida, pero un ataque de ansiedad como tal se vive con un intenso malestar, sobre todo la primera vez que ocurre ya que en muchas ocasiones no sabemos qué está pasando y la sintomatología física se puede confundir con algún problema médico o incluso creer que nuestra vida está en peligro. Lo primero que debemos saber es que no nos va a pasar nada que comprometa nuestra vida.
El ataque de ansiedad suele durar entre 15-30 minutos, y dentro de los 10 primeros minutos es cuando se presentan los síntomas más intensos, es decir, la peor parte del ataque de ansiedad se produce dentro de los primeros 10 minutos, luego la intensidad va bajando. Es normal que sintamos cansancio físico después ya que nuestro ha sufrido una gran activación fisiológica.
Una vez comienzan los síntomas más intensos del ataque de ansiedad es difícil pararlo, pero sí que hay cosas que podemos hacer para llevarlo lo mejor posible:
- Un recurso importante es intentar controlar la respiración, se suele tener una respiración superficial y agitada, ya que esto nos ayudará a disminuir la frecuencia cardiaca. Para ello debemos coger aire por la nariz de forma profunda sintiendo como llega e hincha nuestro vientre y soltar el aire por la boca de forma lenta.
- Es crucial tener clara la idea de que es algo temporal que pasará y no sufriré ningún daño.
- Se debe buscar un sitio donde poder pasarlo en el lugar donde está ocurriendo el ataque de ansiedad y ponernos en una posición cómoda.
- En el caso de que los ataques de pánico sean reiterados es recomendable buscar una persona de confianza que sepa lo que te pasa para que esté contigo durante esos momentos, ya que eso siempre nos genera seguridad.
- Si sabes alguna técnica de relajación es momento de ponerla en práctica. La visualización en imágenes puede ser útil: intentar pensar en algún lugar que nos transmite paz y seguridad. Suele ser algún recuerdo de algún sitio donde has estado a gusto y feliz, como por ejemplo tu lugar de veraneo.
Si eres el acompañante de la persona que está teniendo un ataque de ansiedad o te encuentras que alguien que lo está sufriendo, también le puedes ayudar:
- Lo primero que se debe hacer es explicarle que lo que le está pasando es un ataque de ansiedad y que pasará rápido.
- Tu actitud frente al problema es importante, así que intenta mantener la calma y transmitir tranquilidad, ya que eso le ayudará a sentirse más seguro.
- Acompáñale a que se siente e invítale a que adopte una postura en la que sienta cómodo.
- En todo momento debemos acompañar, pero sin agobiar, ya que necesita sentirse acompañado, pero tener su espacio.
- Recuérdale en todo momento que intente controlar la respiración ya que eso le ayudará a disminuir la sintomatología y explícale tranquilamente, y siguiendo los pasos tú también, como debe hacerlo.
Nazaret García del Río.
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