Revista En Femenino

¿Cómo afecta el miedo a nuestra salud?

Por Con Tu Familia @Con_tu_Familia

“Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años solo arrugan la piel pero el miedo arruga el alma”, Facundo Cabral.

El miedo es un sentimiento innato y primitivo de cualquier animal. Desde pequeños somos víctimas de miedos que van desde lo más irracional a lo más real: monstruos y fantasmas, enfermedades, pérdida de un ser querido, inseguridades, entre muchas causas pueden dejarnos ese sabor agrio propio del temor. Muchas veces el miedo a lo desconocido y la incertidumbre son los principales focos de esta emoción.

¿Qué es el miedo? La sensación de miedo nace como una respuesta innata e incontrolable al peligro. El peligro es un concepto bastante ambiguo y subjetivo, ya que no todos los individuos temen a las mismas cosas como tampoco no todo a lo que se teme es real. Sin embargo, el miedo es protagonista de diversos problemas emocionales como depresiones, ataques de pánico o ansiedad.

A nivel corporal, el miedo hace que nuestro organismo experimente un aumento en el metabolismo celular como también que el corazón lata a mayor velocidad para distribuir la hormona de la adrenalina a las células. El miedo hace que la presión arterial se dispare, como también la glucosa en sangre y las conexiones cerebrales. El cuerpo se prepara para la supervivencia y por ello detiene aquellas funciones no esenciales, como el sistema inmunitario ante la necesidad de ataque y defensa. El cuerpo también experimenta sensaciones negativas como la sudoración, taquicardia coronaria, temblores y retroalimentación del temor (pánico, pérdida de control de la conducta).

A nivel emocional, el miedo también afecta nuestra armonía mental e interior. El miedo se manifiesta a nivel fisiológico en el cerebro, sin discriminar si se trata de un temor real o imaginario. Existen individuos que tienden a “negativizar” su realidad, es decir a obtener una interpretación del mundo negativo, lo que hace que los miedos ocupen todos los escenarios posibles. Este tipo de personas se exponen a diario a situaciones de estrés y ansiedad que se traducen a manifestaciones corporales como ahogos, pánicos, diarreas, dolor muscular, taquicardia, acidez estomacal que terminan por desgastar el organismo.

Las consecuencias de exponer al cuerpo a estas situaciones de forma periódica desequilibran la armonía y funcionalidades de nuestro cuerpo. Por ello es importante recurrir a especialistas para combatir los malos pensamientos y descansar mucho para que nuestro cuerpo se pueda recuperar.

¡Abrid vuestra mente y alma para liberar vuestros tus miedos!


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