Hablar de unas vacaciones productivas es hablar de tiempo aprovechado y de actividades realizadas para no desperdiciar ese valioso recurso que se sucede día con día y no regresa jamás.
Uno de los principales problemas del estudiante promedio (por lo menos en México y algunos países vecinos) es sobre todas las cosas, su gusto asiduo y particular por el ocio, por el descanso, por la nada. Quizás en periodo vacacional no veamos problema alguno, puesto que las vacaciones se hicieron precisamente para descansar, pero desde mi punto de vista (y siempre ha sido así), el periodo vacacional es para descansar de la escuela y las actividades escolares, siendo esta la oportunidad para desarrollar libremente otras actividades de nuestro interés que nada tienen que ver con lo académico.
Pero el problema recae cuando el tiempo se desperdicia con el sueño, con la inactividad, con la inmovilidad física y mental de la que el 97% de los estudiantes pasan sus vacaciones haciendo prácticamente nada. Aunque claro, existen las excepciones y otros que buscan desempeñar alguna actividad laboral para sacar algún dinerillo extra y satisfacer necesidades mediáticas generalmente materiales.
La predisposición preponderante en la mente del estudiante es generalmente la misma de todos. Las ganas de no hacer nada porque las ideas no fluyen como deberían en sus mentes y, el espíritu emprendedor no existe y solamente buscan excusas ante situaciones en las que otros pocos verían oportunidades. Nada hay de malo en esto, salvo para el propio chaval que dentro de la nada en que habita, se masifican sus intenciones con el resto y se crea una gran masa de gente inactiva que solamente quiere lo mismo y no procura independizar su pensamiento de ese virus colectivo que se llama conformismo.
Pero estos han sido los cimientos en los que ha estado fundamentada nuestra sociedad. Recuerdo hace unos años cuando estudiante, observaba esos oscuros pensamientos de mis colegas, en donde la constante era en su mayoría la misma prioridad. Llegué a la conclusión de que jamás me convertiría en parte de ellos.
Unas vacaciones productivas no necesariamente tiene que ver con el crear algo (aunque sin lugar a dudas eso puede resultar muy positivo), sino más bien con un problema de actitud. Leer un libro es realmente interesante y educativo (y hablo de literatura real, no de baratijas motivadoras o libros maquetados para idiotas), y para un estudiante, leer un libro representa un esfuerzo descomunal.
Aprovechar las vacaciones es eso precisamente, no desperdiciar el tiempo tirado en el sofá viendo la televisión y pensando que nuestra vida va a mejorar por estar haciendo nada. Aprender, conocer, sentir, crear, eso es la esencia de todo ser humano y la verdadera necesidad del hombre. Quien se empecine en pensar lo contrario está atentando en contra de su propia naturaleza.
Pero si acomodemos el puzzle como verdaderamente tiene que ir, las cosas mejorarían sustancialmente y, de paso, las mentes serían capaces de captar con mayor aceptación las voces del cambio.