Hace algún tiempo, publiqué el texto “disfemia, tartamudez o espasmofemia”, para mi sorpresa, ha sido uno de los más comentados de la página mimamadice.com
Los comentarios suelen ser realizados por mamás, papás y familiares cercanos a niños no mayores a los 4 años, teniendo en común que: sucedió de repente, están preocupados, no saben si acudir a un especialista, esperar o qué hacer…
Las frecuentes consultas me hicieron plantearme escribir esta segunda parte “Cómo ayudar a mi hijo que tartamudea” siendo mi deseo poder complementar la información vertida en disfemia, tatamudez o espasmofemia, así como disipar las dudas que suele causar esta situación.
La información disminuye la ansiedad por lo que puede estar sucediendo, cuando tenemos más elementos, se puede entender con mayor facilidad lo que está pasando con tu hijo, por tanto, facilita el cómo ayudarlo y sobre todo podemos transformar la preocupación en ocupación.
Recuerda que las acciones tempranas, oportunas y preventivas pueden hacer la diferencia en el desarrollo emocional, cognitivo y social. En este tema no es la excepción.
=Te recomiendo leer Disfemia, tartamudez o espasmofemia =
¿Qué es la tartamudez?
La disfemia o tartamudez es parte de los trastornos de la fluidez verbal.
Los padres notan su presencia “fácilmente” debido a que los niños comienzan a presentar (no todos y no siempre)
- bloqueos (no poder decirlo)
- repeticiones (decir varias veces una sílaba)
- prolongaciones de sonidos, sílabas o palabras (alargarlas)
Situaciones que suelen estar acompañadas de (no todos y no siempre)
- posturas o gestos de tensión,
- respiración irregular,
- tensión en los músculos,
- nerviosismo o ansiedad.
La disfemia afecta la expresión, específicamente: la velocidad, la fluidez y la prosodia. En otras palabras: las sílabas (fonético), las palabras (gramatical), la entonación, ritmo o pausas (prosodia) y la secuenciación entre palabras y frases (léxico).
Santacreu y Froján (1996) mencionan que la tartamudez no solo consiste en la emisión reiterativa de errores en la expresión, sino que se acompaña de una serie de variables psicofisiológicas, psicológicas y sociales, que son tan importantes como las lingüísticas.
La falta de fluidez y ritmo suele ser frecuente dentro de la expresión oral, afortunadamente estos patrones lingüísticos no suelen consolidarse en la mayoría de los casos, superándose pronto y fácilmente, incluso sin intervención.
Los sonidos que suelen verse más afectados son –p- t – k –b – d – g – sobre todo cuando se encuentran al inicio de la palabra (silabas de las palabras) dependiendo de la longitud de esta.
Gallego (2005) menciona 11 características disfémicas que pueden presentarse en el habla.
Es importante mencionar que no necesariamente se han de presentar todas las mencionadas, ni en cantidad ni en intensidad
- Bloqueos articulatorios, con dificultad perceptible.
- Pausas excesivas, derivadas del esfuerzo invertido en la articulación
- Tensión en los órganos fonoarticulatorios
- Repetición desmesurada de determinados fonemas en distintas localizaciones
- Repetición de silabas, palabras, expresiones e incluso frases
- Prolongaciones de sonidos
- Interjecciones introducidas como apoyo a los bloqueos y pausas
- Alteraciones en la acentuación de palaras y en la entonación y tiempo de las frases
- Fragmentación de palabras y frases, que pueden quedar sin terminar
- Evitación consciente de determinados sonidos por su dificultad
- Posturas y gestos faciales y corporales insólitos, especialmente de labios, cara y cuello
Cuando un niño percibe que su forma de hablar es recibida por los cercanos (padres, maestros o compañeros) con actitudes de desaprobación, crítica, burla, preocupación o frecuente corrección, es muy probable que el niño comience a evitar situaciones en las que deba exponer su pensamiento de forma verbal
La disfemia no es solo una dificultad del habla, afecta también a las relaciones sociales y la comunicación, puede llegar a repercutir emocionalmente.
Por tanto, es muy importante atender e intervenir oportuna y tempranamente, sí para aminorar la dificultad lingüística, pero también, para evitar que esta repercuta en la parte social y psicológica del niño (autoestima, seguridad y relaciones con otros).
Cuándo sí y cuándo no es tartamudez.
Disfemia evolutiva.
Así como ocurre con las dislalias evolutivas (no decir bien algunos de los fonemas del idioma) que son parte del desarrollo, también hay disfemia evolutiva, esta se presenta alrededor de los 3 años.
Las dificultades presentadas (bloqueos, repeticiones) suelen evolucionar favorablemente de forma natural en la mayoría de los casos.
=sugerencia de lectura: problemas de lenguaje y detección 2ª parte=
Esta se da, porque cuando el niño comienza a hablar, no lo hace de manera fluida debido a que no posee el desarrollo suficiente de habilidades lingüísticas (cosa absolutamente normal)
Cuando se está conformando el lenguaje pueden aparecer episodios de “tartamudeo” -Que en realidad no se considera tartamudez debido a que es una situación relacionada a la adquisición/desarrollo-
De hecho, no será sino hasta los 10 o 12 años que se podrá hablar de tartamudez (considerando la evaluación del especialista y la presencia de características específicas que den pauta a esto)
Entonces, la disfemia fisiológica, primaria o de desarrollo que sugiere aparición de titubeos alrededor de los tres años, se relaciona a (no todos y no siempre)
- Falta de dominio en la movilidad y control de órganos fonoarticulatorios
- Periodo de adquisición de las estructuras básicas del idioma
- Suelen tener un pronóstico favorable (incluso sin intervención) aunque sin olvidar la importancia del entorno
La disfemia esporádica o transitoria, es aquella que aparece “de repente” en un momento concreto, quizá hasta injustificadamente. Se caracteriza por presentarse en periodos cortos y desaparecer también casi como apareció. No requiere de intervención. Se puede presentar por ejemplo cuando un niño comienza a ir a la escuela.
Disfemia de tipo psicológico.
En esta encontramos tres factores a los que se puede relacionar la aparición de la disfemia:
- Cuando un niño presenta timidez, nerviosismo, miedo, ansiedad, baja autoestima, pocas habilidades sociales o si esta expuesto a burlas o bullying.
- Ambiental: aquellas que tienen que ver con su entorno inmediato por ejemplo: sobreprotección, tensión familiar, mucha exigencia…
En el habla: presionarlo para que hable mejor o más fluido, corregirlo frecuentemente.
- Intrínsecos: Surge como consecuencia de los dos anteriores, se vincula a las reacciones del entorno inmediato. El niño evita hablar, presenta ansiedad y/o estrés que aumenta la aparición de habla disfémica.
En conclusión:
La disfemia en niños pequeños suele presentarse repentinamente, los papás se dan cuenta porque los niños comienzan a repetir el principio de la palabra, trabarse o alargar un sonido, suele acompañarse por tensión o nervios, algunos niños se tapan la boca o evitan terminar lo que estaba diciendo. Esta situación afecta la fluidez verbal.
Cuando esto se presente en tu hijo, es importante que no reacciones con nervios, que evites presionarlo para que continúe o bien generar burlas o apodos.
Recuerda que en edades tempranas, estos patrones no suelen consolidarse, es decir, se superan pronto, fácilmente e incluso sin intervención de especialista.
Alrededor de los 3 años y en proceso de adquisición de habilidades lingüísticas se considera disfemia evolutiva.
En la siguiente entrega te hablaré acerca de las preguntas frecuentes que surgen cuando un niño pequeño tartamudea.
=Complementa esta información con la lectura: actividades para estimular el lenguaje=
Si esta información te resultó de interés por favor compártela para que llegue a otros papás que pueden estar necesitándolo.
Gracias por tu lectura,