Revista Infancia

¿Cómo ayudar a que nuestro hijo tenga éxito en la escuela?

Por Mamapsicologain @mamapsicologain
A nadie le debería extrañar ni sorprender, pero lo cierto es que en muchas ocasiones nos negamos a aceptar que el éxito o el fracaso de nuestros hijos en la escuela depende en gran medida de nosotros, los padres, y de cuán implicados estemos no solo en sus estudios si no en su crianza, desarrollo y educación en general.
¿Cómo ayudar a que nuestro hijo tenga éxito en la escuela?
Diversos estudios han relacionado el desempeño académico deficiente de nuestros hijos con factores como falta de sueño, mala nutrición, obesidad y falta de apoyo de los padres. Lo bueno es que justamente le podemos dar la vuelta, siguiendo unas sencillas pautas que ayudarán a que nuestros hijos puedan enfrentarse con mayor probabilidad de éxito a las tareas y retos escolares.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a tener éxito en la escuela?

Practiquemos hábitos saludables.

Siempre hablo sobre la importancia de tener y practicar unos buenos hábitos, como por ejemplo marcar una hora determinada para acostar a los niños o tener un tiempo determinado para ver la tele, así como mantener una alimentación sana y equilibrada.
    • Elijamos una hora de dormir, en función de la edad de nuestros hijos, por ejemplo entre las 20:30-21:30, esto les proporcionará la oportunidad de dormir todas las horas que necesitan y disminuyendo la irritabilidad que supone dormir poco o mal.  Puedes leer "Beneficios de mantener horarios regulares a la hora de dormir", un artículo relacionado con este punto para ampliar un poco más la información al respecto y ver cómo es de beneficioso seguir unos buenos hábitos a la hora de acostarse.
    • Proporcionemos un desayuno saludable todas las mañanas, un vaso de leche, zumo, cereales, tostadas con mermelada o un bocadillo, evitando en la medida de lo posible la bollería con todas sus grasas saturadas y azúcares que no aportan más que un exceso de calorías. 
    • Estimulemos el ejercicio físico, busquemos salir más al parque a jugar, que realicen extraescolares como natación, fútbol, ballet, ...
    • Limitemos la cantidad de tiempo que pase viendo la tele, jugando a la play, tablets o pc's

Sigamos una rutina.

Las rutinas proporcionan equilibro y bienestar, nos hacen la vida más fácil y los niños responden muy bien a ellas, es más, cuando les cambiamos las rutinas se muestran irritables, no les gusta porque éstas les ayudan organizar sus vidas.


  • Por ejemplo, en mi caso, cuando mis hijos llegan del cole, vamos directos a revisar las agendas, se desvisten, colocan la ropa sucia en el cesto y les doy una ducha o un baño. Tras asearse y colocarse el pijama, tenemos un rato para el juego o las manualidades, y aún queda tiempo para la lectura compartida antes de la cena. Tras la cena, vamos al baño para continuar con las rutinas de aseo y se acuestan sobre las 21:00h 
Esta es su rutina diaria de las tardes de lunes a jueves, realizamos esto sin problema alguno, sin quejas, sin protestas. Son las rutinas que me ayudan no solo a mi si no también a mis hijos a mantener nuestras tardes en orden y saber qué es lo que esperamos los unos de los otros. A medida que crezcan, las rutinas irán variando. Tus rutinas pueden ser diferentes, pero la clave es hacer lo mismo todos los días para que su hijo sepa qué esperar.

Designemos un espacio para el estudio.

Es importantísimo que nuestros hijos tengan su propio espacio para realizar sus tareas, tengan la edad que tengan. Cuanto ante les enseñemos que ese es el lugar apropiado para pintar, dibujar, realizar sus deberes tanto mejor. 

Ese lugar debe:

  • tener suficiente luz, 
  • suficiente espacio y
  • el material que necesitará: lápices, colores, rotuladores, ...
Disponer de un espacio pensado y diseñado específicamente para que realicen sus tareas facilita mucho el estudio.
No es necesario que tengan una habitación para ellos solos, podemos colocar una mesa al lado de la nuestra en el despacho de casa, o un lugar en la cocina, con buena luz y un buen suministro de material escolar también nos servirá. Recuerdo que la cocina era mi lugar favorito para estudiar hasta que terminé la universidad a pesar de disponer de un buen escritorio en mi habitación!

Leamos, una y otra vez.

Durante los primeros años es fundamental que nos tomemos muy en serio el aprendizaje de la lectura, por ello hemos de empezar desde bien pequeños. Sobre esta temática he escrito varios artículos que podrás encontrar en este mismo blog, yo te recomiendo que leas los siguientes:
  • Leer con niños de 2 a 3 años. Lectura compartida.
  • Leer a nuestros hijos, una práctica recomendada también por pediatras estadounidenses.
  • 10 beneficios de la lectura en voz alta.
Intentemos buscar 10-20 minutos diarios para sentarnos con nuestros hijos para leer un poco. La lectura compartida, que él lea un poco y nosotros otro poco en voz alta, facilita y promueve el interés por la lectura y la hace mucho más divertida y amena. 

Aprendamos siempre, seamos agentes activos de enseñanza para el aprendizaje de nuestros hijos.

Desde MamiEduka, otro de mis blogs donde cuelgo diferentes propuestas lúdicas para el aprendizaje de nuestros hijos, siempre intento estimularos para que llevéis a cabo alguna de las actividades que propongo, todas ellas encaminadas a que el aprendizaje sea o más significativo posible.

Busquemos maneras de enseñar a nuestros hijos durante el día. Por ejemplo, cocinar combina elementos de matemáticas y ciencias. Utilicemos el tiempo cuando preparemos la comida como una oportunidad para leer y seguir instrucciones, discutir fracciones, hacer hipótesis ("¿qué sucederá cuando bata las claras de los huevos?" y examinar los resultados.

Te propongo que leas  "Niños y niñas en la cocina.Cocinar es aprender", un artículo en el que amplio la información de la que hablo aquí.

Hablemos con frecuencia

Es importante que hablemos a diario con nuestros hijos sobre cómo se sienen en el cole, sobre sus intereses, problemas o inquietudes.

Muchos niños no suelen explicarnos las cosas que les sucede en el cole y debemos ser nosotros quienes preguntemos, pero siempre sin atosigar, debemos darles también un espacio para su intimidad.

Lo importante es que hablemos con ellos sobre lo que le gusta y lo que no le gusta de la escuela. Y, sobre todo, que les demos la oportunidad de expresar sus ansiedades, entusiasmos o desilusiones sobre el día a día, apoyándoles siempre y estimulándoles al halagar sus logros y esfuerzos.

Mostremos interés por la escuela

Es importante que mostremos interés por la escuela de nuestros hijos, que conozcamos a sus profesores y que acudamos a todas las entrevistas a las que nos citen. 

La buena comunicación familia-escuela facilita el conocimiento mutuo y por tanto también hará que los maestros se sientan más seguros si deben llamarnos si tienen alguna inquietud sobre nuestro hijo.

Elogiemos los esfuerzos

La mejor forma de que nuestros hijos se sientan apoyados es viendo cómo reconocemos sus esfuerzos, por pequeños e insignificantes que puedan parecer a nuestros ojos, para ellos son muy importantes. 

Hacerles saber que nos sentimos orgullosos de ellos, de lo que hacen, de sus trabajos, de sus logros, de sus éxitos y pero también cuando fracasan.

No es necesario que sean los mejores de la clase y que saquen excelentes en todas las asignaturas, si vemos que se esfuerzan, que intentan mejorar día a día debemos decírselo sin necesidad de crearles objetivos excesivamente exigentes que les frustrarán enseguida.


Si tenemos expectativas realistas y proporcionamos un ambiente hogareño que promueva el aprendizaje, entonces nuestro hijo tendrá mayor probabilidad de convertirse en un mejor estudiante.

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