Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
ARISTÓTELES
- Mónica Soldevila -
Debemos consultar en la tabla de intervalos el tiempo que un niño necesita dormir según su edad, para no exigir al niño dormir más de lo que puede. Y, sobre todo, debemos llevar un seguimiento de las horas que duerme nuestro hijo cada día. Es importante saberlo, ya que vamos a intentar que esas horas sean más horas nocturnas que diurnas. Si el niño duerme mucho por el día, por la noche dormirá poco.
Vamos a intentar, poco a poco, que el niño vaya convirtiendo parte del sueño diurno en nocturno. Para ello, buscaremos un horario acorde con su edad e intentaremos, toda la familia, adaptarnos al mismo. Esto ha de hacerse poco a poco.
Acostumbraremos al niño a dormir y a despertar siempre a las mismas horas siendo consecuentes con el horario y cumpliéndolo todos los días. Los niños aprenden por repetición y constancia, si les damos el tiempo que necesitan. Si, algún día, no se despierta a su hora habitual, puedes despertarlo de forma suave. Poco a poco iremos reduciendo sus siestas. Por lo general a partir de los 6 meses necesitan hacer dos siestas, y a partir del año una. El horario de las siestas tiene que ser coherente, repartidas equitativamente a lo largo del día. Y no excederse de las cuatro de la tarde si son dos siestas, o de las tres de la tarde si sólo hace una.
Es de vital importancia que los padres pasen tiempo con el niño mientras está despierto, cuanto más mejor. Así se sentirá seguro y confiado a la hora de irse a dormir. A estas edades tan tempranas, el niño únicamente quiere que sus padres estén cerca, sobre todo su madre, que para él es el centro del universo. El estrés y las prisas no ayudarán al niño a relajarse ni a conciliar el sueño.
La hora de dormir tiene que darse en un ambiente relajado: poca luz y poco ruido. El niño puede dormirse haciendo alguna actividad que le guste como tumbarse en el sofá con algún juguete, o viendo la tele, puedes cantarle, contarle cuentos. Si decides dormirlo en brazos piensa que en poco tiempo el niño irá aumentando y aumentando de peso; no es fácil mecer a un niño de 15 Kg hasta que se duerme. No todas las técnicas son útiles a la misma edad ni funcionan con todos los niños, son los padres los que saben qué relaja a sus hijos mejor que nadie.
Los niños pequeños pueden dormirse al tiempo que siguen vigilantes, por eso al acostarlos en la cuna se despiertan y tenemos que volverlos a dormir. Esto es porque al conciliar el sueño, los niños mayores de 7 meses, primero pasan por fases muy ligeras de sueño. Podemos esperar a que duerman más profundamente o dormirlos directamente en el lugar en el que vayan a pasar la noche para que no noten que los dejamos solos.
Los despertares nocturnos del niño deben estar atendidos, ya que esto hará que cada vez se sienta más seguro, sabiendo que sus padres están ahí si necesita algo. Los padres deben aprender a distinguir cuando el niño habla o lloriquea en sueños y cuando está angustiado y necesita que le atiendan. Cuando se despierta por la noche y llora, hay que acompañarlo y volverlo a dormir. Podéis esperar unos minutos antes de ir por si vuelve a dormirse. Si está despierto habrá ocasiones en las que costará mucho esfuerzo y tiempo dormirlo, otras veces se dormirá enseguida y, otras, será imposible. Poco a poco los despertares irán desapareciendo a medida que el niño vaya sintiéndose seguro y acostumbrándose a las rutinas de dormir y despertar.
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BIBLIOGRAFÍA:
Página web: CLINICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA. PEDIATRIA. www.cun.es
Dr. Eduard Estivill y Sylvia de Béjar. Duérmete niño. Editorial Plaza-Janés.
Rosa Jové. Dormir sin lágrimas. Ed. La esfera de los libros. 2006
Kevin Mills. Baby codes. Top ten tips to help your baby sleep. Smashwords. 2010
www.educamania.es
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