El cazador de estilemas de Álex Grijelmo es una novela que nos da ideas para cazar a esos delincuentes acosadores en las Redes Sociales. Sólo hay que tirar del hilo de los estilemas, es decir, de las muletillas, frases hechas propias de la persona que escribe, uso de mayúsculas, minúsculas, puntuación, etc, etc, etc. Son estilemas que todos dejamos en los textos que escribimos. La tecnología nos ha impedido cazar a los delincuentes de los anónimos por el tipo de letra. Todos escribimos igual con las letras tipo de los procesadores de texto. Por eso son tan importantes los estilemas.
Eugenio Pulido tiene que espabilar para salir adelante. Es un hombre con poca suerte. Cuando se ofrece a la policía como cazador de estilemas está sin trabajo y su dinero se ha ido acabando. Es lo que pasa cuando no tienes ingresos. Eugenio es un personaje interesante en una novela que hace aguas por todas partes. Álex Grijelmo, el autor, va escribiendo en un quiero y no puedo. Antes de llegar a la mitad del libro te viene la sensación de que el autor quiere escribir más un ensayo que una novela. Lo notas obsesionado con la seguridad en las Redes Sociales y en Internet en general. Reconozco que el anonimato en Internet es un campo abierto a los delitos de acoso, pero, creo yo, no hay que obsesionarse tanto como lo hace el señor Grijelmo.
La novela es policíaca más por la cantidad de policías que aparecen que por la trama en sí. Los personajes no convencen, quitando el personaje principal. Eugenio Pulido es un tipo que te cae enseguida simpático. Suele pasar con los perdedores. Yo siempre me enamoro de esos perdedores que aparecen en las novelas en un quiero triunfar y me quedo con mi mala suerte. No puedo decir lo mismo del resto de personajes, apenas descritos en emociones y en historias personales. Álex Grijelmo está muy verde. Debería volver a escribir toda la novela. Estoy segura de que El cazador de estilemas de Álex Grijelmo reescrita por el mismo autor estaría mucho mejor. Buen argumento, pero mala narración.