Desde que descubrí la quínoa y el mijo se han convertido en unos de mis ingredientes favoritos y de esos que intento que no falten nunca en mi cocina. Son sanos, nutritivos y además están buenísimos por lo que deberían estar en la despensa de cualquier persona a la que le guste comer saludable.
La quínoa es un pseudocereal rico en hidratos de carbono, fibra y tiene más proteína que cualquier otro cereal por lo que es el alimento ideal en dietas vegetarianas y para deportistas. Además contiene todos los aminoácidos esenciales y no contiene gluten. Por otro lado el mijo también es rico en proteínas e hidratos de carbono complejos, tampoco contiene gluten y es uno de los cereales con más fibra. Como veis ambos cereales tienen propiedades muy parecidas y se pueden usar para hacer las mismas recetas.
Seguramente existen muchas maneras de preparar tanto el mijo como la quínoa pero yo los preparo de la misma manera así que he pensado que estaría bien compartir el paso a paso para cocinarlos. Aquí tenéis las instrucciones:
- Medir la quínoa y el mijo: Normalmente uso entre 1/4 y 1/3 de taza por ración, dependiendo de con qué vaya a acompañarlos, si van a ser plato principal o acompañamiento. Hay una página en el blog con las equivalencias de las tazas a gramos y mililitros.
- Lavar y escurrir los cereales: Es importante lavar tanto la quínoa como el mijo para eliminar la suciedad que puedan tener. Además la quínoa contiene saponina, una sustancia que si no la eliminamos al lavar la quínoa le dará un cierto gusto a jabón. No es que entonces no se pueda comer pero lavada quedará mucho mejor. Yo simplemente pongo la quínoa en un colador y la lavo bajo el grifo de la cocina.
- Medir el agua: La proporción puede cambiar en función de si os gusta más o menos al dente pero para mí la proporción ideal es 1-3, es decir, por cada medida de quínoa y mijo, 3 partes de agua. Si ponemos un tercio de taza de cereal pondremos una taza de agua.
- Cocer hasta que absorban todo el agua: A mí me gusta cocerlos a fuego medio-bajo para que no se peguen aunque si lo hacéis a fuego alto se hará más rápido. Ir vigilando que no se pegue a la olla porque entonces queda pastoso y mal. Normalmente tarda unos 10-15 minutos.
Una vez cocidos podemos dejarlos enfriar y guardarlos en la nevera para futuras comidas. A mí me gusta cocinar varias raciones el fin de semana y así tenerlas para llevarme el tupper al trabajo. Se pueden combinar con verduras salteadas, legumbres, carnes vegetales, añadir a una ensalada o incluso hacer tartas y pasteles. Incluso he probado de cocinarlos juntos (como en la foto) y la mezcla queda buenísima.
Ambos cereales se pueden encontrar en grandes supermercados y tiendas de dietética. Por suerte cada vez hay más oferta de este tipo de productos y es más fácil comprarlos sin tener que recorrer miles de tiendas ni dejarte una fortuna en el intento. Es verdad que la quínoa es más cara que la pasta o el arroz pero las verduras y las legumbres suelen estar mejor de precio y para mí una cosa compensa la otra. Todo es cuestión de equilibrio y de intentar que comer sano sea bueno tanto para nuestro cuerpo como para nuestra economía.
Espero que os haya gustado la entrada. ¿Os gustarían más posts de este tipo? Quizás estaría bien hacer un apartado en el blog con instrucciones de este tipo para las comidas menos comunes y que pueden generar dudas a la hora de prepararse. 🙂