Siempre he sido una persona muy escéptica, lo reconozco. Recuerdo cuando hace unos años vino a nuestra casa una señora a la que invitó mi madre, que era una experta en feng shui.
Fue andando por toda la casa con un palito de incienso y "sintiendo la energía de la casa". Después le dijo a mi madre que tenía que hacer cosas como poner piedras redondas "en los agujeros del baño" para que no se escapara la buena energía de la casa. Y sí, estuve años levantando piedras cuando quería hacer pis, darme una ducha o lavarme los dientes.
Pero este no es el feng shui del que os quiero hablar. Creo en las energías y en las auras de los hogares. Creo que cada casa nos transmite algo cuando entramos por la puerta, pero no creo que la solución para ello sea llenar mi baño de piedras.
Por eso estuve durante muchos años peleada con el feng shui y queriendo escapar de todo lo que tuviera que ver con lo místico, los poderes del cuarzo rosa, el significado de los sueños y los colores de las plumas que me encontraba en la calle.
Pero un día entré en el local de una asociación de la que era miembro. Se llamaba El Disparate y estaba en el pueblo donde crecí. La formaban personas de muy diferentes edades y pensamientos que poco o nada tenían que ver con el sistema capitalista que rige nuestras vidas. Entré ahí y lo noté. Ese sitio me abrazaba al entrar, me decía que estaba guapa y me hacía querer estar ahí durante horas; jugando a juegos de mesa o tomando café.
Y decidí que eso es lo que buscaba en una casa: que tuviera vida, que hiciera que quisiera volver a ella cada noche y no salir en los meses más fríos del año. Una casa donde se respirara amor y café recién hecho.
Y entonces aparecieron R., y mi primera casa que no fuera un piso compartido.
R. me cosió mi primer mantel, me regaló mi primer sofá y tiempo después, mi primer libro de feng shui; Feng Shui, de la editorial Tikal; una guía ilustrada realizada por un grupo de autores y fotógrafos que explica los principios de este método milenario que viene desde China.
En él nos hablan del significado de feng shui, "viento y agua", de los cinco elementos básicos de la naturaleza, de las fuentes de energía, y de cómo armonizar cada habitación para que esta sea lo más acogedora posible.
Después de este vinieron muchos libros, artículos, vídeos y documentales incluso, y aunque no me considero una experta en este campo, sí quiero compartir con vosotros unas claves para que nuestra casa sea ese refugio de paz que perseguimos.
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Y vosotros, ¿qué opináis del feng shui?