Muchos empezamos comiendo el pellejo grasiento de la alita. Luego atacamos indiscriminadamente cualquier pedazo de carne al azar. Finalmente, lo más gustoso: pasar la lengua entre los dos huesos para sacar lo poco que queda de comida. Hay otras maneras de proceder, pero todos acaban, sin duda, con las manos y los labios llenos de aceite.
Hoy vamos a ver un estupendo vídeo divulgativo donde se explica la mejor manera de comer una alita de pollo. No tiene desperdicio. Primero verás cómo solemos comerla, y justo después, cómo se debería hacer.
Lógicamente, este procedimiento sólo es válido para las alitas bien cocinadas y que no estén crudas por dentro. Tampoco es apto para los que hacen régimen porque no se desperdicia absolutamente nada de la alita y, como todos sabemos, buena parte de ella tiene gran cantidad de grasa.
Aprovecho la ocasión para pedir disculpas a los seguidores de este blog que me habéis reclamado post más técnicos y físicos. Con tanto follón meteorológico que tenemos últimamente no me da tiempo ni a respirar. Esperaremos a que llegue el riguroso invierno y la monotonía meteorológica para volver a los orígenes de Colgado por los Newtons.