Parece una pregunta tonta a la par que redundante, pero no lo es. Está claro que la alimentación es algo muy importante, sobre todo poder alimentarse, que nunca debemos de olvidar antes de empezar a hablar de tipos de dietas y comidas varias que hay millones de personas en el mundo que pasan hambre y que somos unos privilegiados
El caso es que somos libres de elegir qué es lo que comemos, nadie nos obliga, bueno nos obliga nuestra economía y nuestro estómago, que si no te gusta el pollo tampoco te vas a atracar.
Seré una incrédula alimentaria pero tengo muchas dudas con algunas dietas ya sean para adelgazar, para curar una enfermedad o por cualquier otro motivo. Que te obliguen a renunciar a algo es casi como obligarte a que te entren unas ganas enormes de comerlo. No falla. Vamos, que si ahora me dicen que el pollo lo tengo prohibido estoy segura que me iría del tirón a un KFC, y mira que me gusta poco el pollo.
Si me lo prohiben….
Por otra parte hay que tener en cuenta nuestra constitución, nuestra predisposición genética o simplemente nuestro estado de ánimo. No existe nada que sea único ni perfecto para todas las personas, ni mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante (que ya aprovecho para soltar el refrán).
Al final todo consiste en aprender sobre nosotros mismos, con los años (¿véis? otra ventaja de la edad) vamos descubriendo qué alimentos nos sienta bien, cuál nos hace hincharnos o coger más kilos. No hay mejor nutricionista que una misma y un poquito de voluntad o de ganas.
Y os estaréis preguntando ¿este rollo sobre dietas a qué viene?. Hacéis bien porque vaya rollo que he soltado. Pues os lo explico.
Llevo mucho tiempo intentando ser vegetariana. Fui a la India hace años y vine convencida pero duré poco. No es por la carne que me gusta poco, en lo del pollo ya ni insisto. Es que… el marisco y el pescado … no sé si podría vivir sabiendo que nunca más los iba a probar. A veces para convencerme miro un langostino crudo (de Sanlúcar que ya aprovecho y hablo de las cosas buenas de mi tierra) e intento convencerme de que parece una cucaracha marítima, que es un bicho… pero no lo consigo. Es cocerlos y ponerse rosita y me lo tengo que comer. Lo siento, no puedo.
¿Cómo no quererlo?
Ni siquiera el hecho de que mi admiradísimo Paul McCartney sea muuuy vegetariano acaba de convencerme. Es más Paul más bien me echa atrás porque mira que está feo y apergaminado. Ah y más me hace echarme atrás el hecho de que Linda McCartney muriera de cáncer siendo vegetariana de toda la vida. Aunque se metió de todo, que para eso no hay más que mirar la hemeroteca. ¿Véis? Al final es una mezcla de todo. Genética, alimentación, cosas raras que consumas… alguna vez podremos saber más gracias a la ciencia que sigue avanzando a pesar de todo.
Me vuelvo a ir del tema. El caso es que todo es para declararme ferviente admiradora de las personas que por sus convicciones, ya sean alimentarias o en defensa de los animales, son vegetarianas. Me encantaría algún día tener la misma voluntad que tienen y el hecho de que no lloren cuando ven pasar por delante una fuente de langostino me produce mucho respeto. Muy fan.
Me lo debería volver a plantear, pero no tengo dinero para ir la India (que tuve que ahorrar mucho la primera vez). A veces no me entiendo a mí misma: me gusta mucho la comida vegetariana, como más verduras que otra cosa, tengo algas de todo tipo en la cocina, mi comida preferida es la india…. pero…. es que me mira un langostino (de Sanlúcar) a los ojos y muero de amor por él. Soy débil.
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