
Capitán Felix. www.everystockphoto.com/
Y es que, a la hora de vestirnos para viajar, tenemos que tener en cuenta, no sólo desde donde despegamos sino, dónde vamos a aterrizar, que por cierto, seguro que no es una playa, ya que en la arena, según he consultado a nuestro querido sindicato de pilotos, el tren de aterrizaje no agarra muy bien, así que chanclas, ¡descartadas en cualquier lugar del globo terráqueo en el que tomemos tierra!
Chanclas prohibidas fuera de una playa o piscina.
Y yo no sé si es que nos gusta evidenciar el lugar de donde venimos para alardear un poco de nuestros viajes o es que nos ha dado un aire donde no debía y nos hemos quedado trastornados después del periplo viajero. Y así, si he ido a Hawái, pues me calzo un collar de flores aunque estén ya mustias del viaje, si he estado escalando el K2, me cuelgo un piolet del bolsillo, si he estado esquiando en Gstaad, mi gorrito de nieve con pompón incluido no me lo quitan ni aunque estemos a 45º y si vengo de México, mi sombrero tradicional de un metro de diámetro en la cabeza es un hit imprescindible.Discreción amigos y menos disfraces, que para eso, ya tenemos el Carnaval y las fotografías con las que martirizaremos a familia y seres queridos los próximos días. No cuesta nada esperar.

Al llegar a la terminal, si tenemos que facturar, nos introducimos en la primera cola. Por supuesto, yo, de toda la vida, tengo la costumbre de coger la más lenta. Me explico. Aunque sea la más rápida, en cuanto me incorporo a ella, aquello no avanza ni a tiros. Y sí, a veces he deseado que falleciera repentinamente quien está dando problemas con su equipaje, lo reconozco, pero lo cierto es que debemos controlarnos y no ponernos de mal humor. Sabemos que esta cola existe y está ahí. Y lo sabíamos antes de llegar al aeropuerto, así que no se me enfaden y conserven la alegría que, presumo, traían de casa.

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Con la maletita facturada y la sonrisa en la boca, nos acercaremos a nuestra segunda cola. La de entrada a la zona de control. Aquí ya podemos empezar a sufrir los primeros empujones de los que dicen llevar mucha prisa y que van a perder el avión. Enseñamos nuestra tarjeta de embarque, y accedemos a zona sagrada. Y pasamos a la tercera cola, la que se forma para coger las bandejas, ¡mi favorita! ¡Comienza el espectáculo! En la zona de striptease propiamente dicho, tenemos que deshacernos de nuestros pudores y aparte, del cinturón, chaqueta, zapatos... No se enfaden con los que allí trabajan. Sólo cumplen normas y es por nuestro bien.Un truco para esta zona es, o bien llevar una coreografía aprendida o bien, vestir un "uniforme de viaje" infalible, con el que no tengas que quitarte nada. Yo me suelo inclinar por esta última opción porque no estoy muy entrenada en el baile.


En la T4 de Madrid, con mi uniforme, bailarinas Chanel, pantalón capri, sin cinturón, de Benetton y chaqueta Phillip Lim.
Cuidado con lo que ponemos en la maleta. Puede ser que te la hagan abrir, así que por favor, orden y limpieza. La ropa que tengamos sucia, mejor en una bolsita aparte. No hagamos al empleado tener que manosear nuestra futura colada, antes de ser metida en la lavadora.En cuanto a la posible auscultación, si la maquina de control emite el pitido de rigor, yo aquí abogo por un pequeño cambio. ¿Por qué no nos dan a elegir si preferimos que nos toquetee una mujer o un hombre? Particularmente prefiero a los últimos, pero nunca me han dado a escoger. Y ya que vas a tener con esa persona una relación íntima, aunque sea muy breve, al menos debería permitirse poder escoger el sexo de tu pareja. Ahí queda eso, a ver si alguien recoge el guante...


En el aeropuerto de La Coruña con total look Uterqüe y complementos Jimmy Choo e YSL.
Resumiendo, sonrisas, buen humor, tranquilidad... No os olvidéis de que nos juntamos un buen puñado de personas y sin ser siquiera presentados, nos introducimos todos en un aparatito metálico cerrado herméticamente que se echa a volar cientos o miles de millas. Sed amables con la persona de al lado, que a lo mejor tenéis que morir abrazados a ella, ¿no lo habéis pensado nunca? ¡Yo, siempre!
Sobrevolando England.
Y nada más queridos amigos, espero haberos ayudado a que estas vacaciones tengáis un viaje más confortable y se lo hagáis también más cómodo a los demás. Y no vayáis con el tiempo justo, que de ahí vienen muchas tensiones.Por supuesto, volveremos a este tema en algún momento, ya que me he dejado muchísimas cosas en el tintero.
¡¡Muy feliz Semana Santa!! ¡Y muy feliz fin de semana a los que seguiremos levantando el país unos días más!
¡Besos grandes!
Sylvie Tartán.
